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Juanse: mi vida en 20 canciones

Juanse con bastón en diciembre de 1992, después de fracturarse tibia y peroné teloneando a los Guns N Roses en River. Foto Archivo RS.

Juanse hizo un tema que fue la cortina del programa más visto de la televisión argentina durante tres años, otro que lo convirtió en ciudadano ilustre de Memphis, otro que musicalizó la despedida del fútbol de Diego Armando Maradona, y así. Por eso, apenas llega a la oficina de Pelo Aprile, su productor, para el encuentro pautado con Rolling Stone en el que revisará su vida a través de sus mejores canciones, lo primero que tiene para ofrecer es una advertencia: "¿20 temas? Te vas a morfar unos cuantos", dice. ¶ En los últimos años, Juanse viene dándonos ventaja. Desde que se abrazó a la fe cristiana, ya no escucha música y de hecho ni siquiera compone: disfruta más tocando temas de otros. "Podría escribir seis canciones ahora mismo, no me molesta", dice, sentado detrás del escritorio de Pelo. "Pero ya no disfruto de entrar en un estado de vanidad, no estoy en ésa." A 30 años de la edición del debut de Ratones Paranoicos, Juanse camina la vida con la tranquilidad del que puede mirar hacia atrás y sentirse satisfecho. Pasó de escuchar obsesivamente los discos de los Stones para descifrar la afinación en Sol abierto que Keith Richards le robó a Ry Cooder, a cobrarle favores a Ron Wood en el hotel Sheraton de Cancún.

Revisar su repertorio es cruzarse con Pappo y Charly García, con Andrés Calamaro y Mick Taylor, con Andrew Loog Oldham y Luis Alberto Spinetta. ¿Es sólo rock & roll? Estrictamente.

"Bailando conmigo"

Ratones Paranoicos (Ratones Paranoicos, 1986)

Este tema no es de los que más pegaron del primer disco, pero lo tenemos que poner sí o sí. Te explico por qué. Nosotros veníamos hablando con [el productor] Gustavo Gauvry desde hacía como dos años, mostrándole demos, ensayando y grabando en Del Cielito, su estudio, ahí en Ituzaingó. El veía que teníamos condiciones, pero había algo que no le terminaba de cerrar. No se decidía a editarnos. Pensá que en esa época Gauvry estaba explotando el rock nacional de los grandes próceres: hacía De Ushuaia a La Quiaca con León Gieco, grababa a Spinetta, a Charly, a Lebón. El tema era que nosotros no aguantábamos más. Para ir a Ituzaingó desde Devoto había que tomar tres colectivos. Volvíamos siempre quemados tipo doce de la noche, porque doce y cuarto pasaba el último bondi por Gaona, que era el que nos llevaba a Liniers, y de ahí otras dos combinaciones. Entonces un día lo encaramos de frente mal: "Mirá, no va más esto. ¡Hace dos años que estamos dando vueltas!". Y el tipo seguía sin jugarse. Hasta que un día, mientras mezclábamos "Bailando conmigo", Hector Starc cayó de casualidad al estudio. ¿Viste que Starc tenía una empresa que proveía sonido y luces? Bueno, vino a descargar unos equipos, y justo pasó por donde estábamos nosotros cuando sonó la frase: "Tu nena está caliente, yo sé quién se la tiende". El tipo frenó y dijo: "Pará, ¿esto qué es?". Ahí Gustavo le contó todo y Starc casi se lo come crudo. "Escuchame, ¿vos estás loco?", le dijo. "¿Cómo no vas a editar a un tipo que dice algo así?" Y ése fue el comentario que determinó que Gauvry nos sacara el primer disco.

"Sucia estrella"

Ratones Paranoicos (Ratones Paranoicos, 1986)

Varias canciones de este disco tuvieron mucha respuesta, pero "Sucia estrella" explotó. Nos abrió todos los caminos. En esa época Lalo Mir estaba trabajando en Santa Fe y Talcahuano, en una especie de isla de edición de radio, que era algo que existía en esa época para enlatar los programas y después mandarlos a otros países de Latinoamérica. El rock nacional tenía un impacto tremendo en el exterior gracias a Soda Stereo. Y nosotros, en otro estilo, empezamos a meternos en ese circuito de promoción con este tema. Igual el disco, cuando salió, vendió muy poco: se fue vendiendo más tarde, con el correr de los años, porque nosotros somos lo que se llama una banda "de catálogo". En ese momento se habrán vendido 6.000 copias, que no era nada para la época. Cero. Pero nos dimos cuenta de que algo estaba pasando porque cuando salió "Sucia estrella" pasamos de vender 80 entradas a 400. El disco lo había editado un sello que se llamaba Umbral, pero ahí nos agarró una buena distribuidora y Gauvry, al no encontrar una compañía multinacional que quisiera sacar el siguiente álbum, esta vez sí se la jugó y decidió crear Del Cielito Records. Le debemos mucho a la canción. Que, además, evidentemente era una buena canción, porque Spinetta la grabó en los 90 con los Socios del Desierto. Yo me enteré por la radio. Un día vino mi vieja llorando y me avisó que estaban pasando esa versión por la Rock&Pop. Cuando escuché la voz de Luis, no lo podía creer. "Ya está", pensé. "Después de esto me puedo ir al jonca tranquilo."

"Enlace"

Los chicos quieren rock (Ratones Paranoicos, 1988)

El segundo disco fue un mazazo, porque teníamos cinco o seis hits que pegaron inmediatamente: "Carolina", "Enlace", "Sucio gas", "Rainbow", "Lluvia de héroes" y "El hada violada". Y además estaba "Ceremonias en el hall", que era el tema con el que arrancábamos los shows. ¡Y "Una noche no hace mal"! Pero bueno, "Enlace" quizás sea el que mejor representa nuestro sonido de ese momento. A nosotros nos suelen asociar a los Rolling Stones, pero en esa época nos iban a ver muchos fans de los Sex Pistols y Lou Reed. Es más: mi Stone preferido siempre fue Andrew Loog Oldham, que es el que los inventó, y me di cuenta de que los Sex Pistols se habían apropiado un poco de esa imagen que Andrew había creado para los Stones. Yo estaba muy atento a eso. La primera copia de los Pistols que entró al país la tuve yo; me la trajo mi amigo Mariano Mouro de Estados Unidos. "Enlace" es el tema que más se pega a eso. Es el más robado, digamos, aunque no se parece a ninguna canción en particular. La letra habla de un agente secreto, un espía, que viene escapando y cae a una fiesta en una playa. El tipo se siente un sapo de otro pozo, porque todo el mundo la está pasando bien y nadie sabe quién es él. Entonces conoce a una chica, y ahí se transforma completamente: cambia para atacar. Yo la veo como una letra de avanzada en todo sentido, pero no tengo ni idea de cómo se me ocurrió.

Lo más raro que me pasó con esta canción fue que al poco tiempo de haber tocado con Oasis en el Campo de Polo, en 2001 [para el Hot Festival], ellos sacaron un tema muy parecido. Lo escuché en un taxi. Me acuerdo que, durante nuestro show, estaban ahí asomados, mirando, porque el lugar ya estaba al palo, mal. Y cuando sonó "Enlace" se pudrió todo. Los Oasis no entendían qué pasaba. Además, en esa época, los Ratones sonábamos bastante mejor que ellos. Ojo, me encanta la banda. Pero nosotros teníamos más años de escenario encima, y por más que ellos ya habían tenido un gran impacto, al lado nuestro se quedaban sin nafta.

"Rainbow"

Los chicos quieren rock (Ratones Paranoicos, 1988)

En esos años frecuentábamos mucho un boliche que se llamaba Rainbow, y cuando queríamos descansar un poco nos íbamos a algún otro bar. En ese ida y vuelta, una noche vi cómo un tipo salía de Rainbow, se sentaba en la mesa de un bar y les daba ácido a unos que se hacían los que se tomaban un café. Al rato estos se paraban y también se metían en Rainbow. Y así un par de veces, con diferentes personas. Fui testigo: "Va de Rainbow a los bares". Además, había pepas que se llamaban "Rainbow", igual que el boliche. ¡Todo era Rainbow! Y vos fijate: "Rainbow" significa "arcoíris", que es el signo de Dios en el Antiguo Testamento. De alguna manera es una canción profética para mí.

"Rock del gato"

Furtivos (Ratones Paranoicos, 1989)

¡Era un tema de relleno! La historia es increíble. Un día nos juntamos en una sala de ensayo que usamos una sola vez en la vida, en Ugarte y Cabildo, para grabar unas versiones de Furtivos y que ya quedaran listas para ir al estudio. Eso lo íbamos a hacer con mi acústica, pero cuando llegué me di cuenta de que me la había olvidado. Así que volví a mi casa a buscarla, y antes de salir, por las dudas, le chequeé la afinación, más que nada porque nosotros fuimos la primera banda del país en tocar con afinación en Sol abierto, y yo ya ni me acordaba de en qué tono tenía cada instrumento.

Acá te abro un paréntesis. El Sol abierto lo descubrimos con Gaby Carámbula en los 80, escuchando "Street Fighting Man" y "Start Me Up" de los Stones. No entendíamos cómo podía ser que la guitarra sonara como si fueran dos. Poníamos la intro de "Start Me Up" una y otra vez, hasta que Gaby, que tiene un oído impresionante, dijo: "A ver, pará, voy a bajar esta cuerda porque me parece que es por acá". Bajó la quinta de La a Sol, y al toque nos dimos cuenta de que entonces había que bajar también el Mi a Re. Cuando rasgueó por primera vez, explotamos. Estuvimos once horas tocando de corrido. ¡Once horas! Ese sonido era lo mejor que te podía pasar. Se te incendiaba el cerebro. Después Gaby no lo usó tanto para sus proyectos, pero yo quería grabar todo así. De hecho, Furtivos está grabado todo en Sol abierto. No sé si hay otra banda en el mundo que haya hecho un disco entero con esta afinación.

Bueno, vuelvo: cuando chequeo la acústica antes de salir, efectivamente estaba afinada en Sol abierto. Yo había puesto el dedo en el La, y apenas toqué ese acorde, dije: "Uuuh". Me bajó el "Rock del gato" entero, así de una. A todo esto, Gauvry ya me había dicho que nos estaba faltando una canción para entrar a grabar. Pero no se lo mostré en la sala, lo pelé directamente en el estudio. Cuando lo escuchó, se murió. En la primera toma quedó grabado.

Después la que se dio cuenta de que el tema iba a pegar fue Adriana Mercury, una gran agente de prensa que tuvimos en la época en que nos empezó a manejar Carlos Rodríguez Ares. Escuchá la que hizo: antes de nuestro primer Obras, se fue a una imprenta y volvió con 10.000 programas, que tenían una foto mía y la letra del "Rock del gato". Esa noche Obras estaba explotado: había 8.000 personas adentro y como 4.000 afuera. Cuando tocamos el "Rock del gato", se vino abajo mal. ¡Era la presentación del disco y yo no entendía cómo se sabían la letra! Había gente por todos lados, fue una cosa tremenda de experimentar. Por suerte sobrevivimos.

"Juana de Arco"

Tómalo o déjalo (Ratones Paranoicos, 1990)

Otro tema profético, ¿no? Mirá en lo que me vine a fijar. Habla, por supuesto, de Santa Juana de Arco. En esa época ya me atraía mucho su figura. ¿Cómo podía ser que prendieran fuego en la hoguera a una mujer que había ganado una batalla tan importante? Primero dependieron de ella, y después, cuando logró lo que era imposible. ¡la humillaron! La letra la hice directamente en el estudio, algo bastante habitual en mí. Muchas veces la banda se enteraba de qué hablaban las canciones al momento de grabarlas. Eso trajo algunos problemas, porque a los otros Ratones esa incertidumbre les daba lo que llamo "un sano temor". Yo lo entiendo, ¿eh? Es difícil salir al escenario si no sabés muy bien lo que va a venir. Lo que pasa es que yo asocio mucho la idea de planear con la vanidad. Si estás planeando demasiado, es porque querés que algo sea un éxito. Y a mí me gusta componer lo que me gusta componer. Punto. Bah, ni siquiera es que me gusta: me gustaba. Ya está, ya lo hice, no tengo la necesidad de volver a destacarme. Ahora prefiero hacer temas de Pappo. Pero bueno, así como yo estoy convencido de que Pablo Memi es uno de los tres mejores bajistas que escuché en mi vida, y que Sarcófago les pasa el escobillón a todos, ellos también se daban cuenta de que mi función en la banda era ésa. De hecho, creo que lo mejor que hicieron los Ratones fue darse cuenta de en qué puesto tenía que jugar cada uno. Y en "Juana de Arco" eso está clarísimo.

"La nave"

Fieras lunáticas (Ratones Paranoicos, 1991)

Este es el primer disco que hicimos con Andrew Loog Oldham como productor. "La nave" era su tema favorito. Trabajar con él fue increíble: le encontró la personalidad definitiva a la banda y nos convirtió en músicos internacionales. Primero consiguió que fuéramos a los estudios Marathon de Nueva York, que eran de Coca-Cola: no entraba nadie ahí. Y después llamó para la mezcla a Steve Rosenthal, el técnico que grabó por primera vez a Lou Reed, a los Pistols, a los New York Dolls. Al mismo tiempo, Andrew es un tipo que se arregla con lo que tiene a mano. Las congas de "La nave" las grabó él con dos bidones de agua. ¿Viste esos bidones grandes de dispenser? Había un par tirados por ahí, para que se los llevara el tipo de limpieza, pero Andrew le pidió a un asistente que los acercara, los puso al revés, bajó un micrófono Neumann, un AKG y alguno más, y se puso a tocar. Quedó excepcional. Por algo hay sólo dos productores en el Salón de la Fama del Rock: Phil Spector y él. Hace cualquier cosa y cae parado en todos lados.

Te cuento una anécdota que lo describe a la perfección. El día que llegué a Nueva York, Andrew me pasó a buscar por el aeropuerto en una limusina Cadillac de las cortas. Fuimos hasta el hotel, dejamos las cosas, pedimos un taxi y salimos para el estudio enseguida. El taxista era un negro gigante, y se notaba que no le gustaba que Andrew le diera indicaciones sobre el camino a seguir. Más que indicaciones, eran órdenes. Cuando llegamos, el negro le dice: "¿Necesitás el ticket?". En esa época el sistema de ticket en los taxis recién se había implementado, y nadie lo pedía porque era como un gesto de desconfianza. "Por supuesto", le dice Andrew. Entonces el negro corta el ticket y se lo tira. Y Andrew se baja del auto, saca una faca de ésas con punta de mercurio, abre la puerta del conductor y le empieza a pegar al tipo, mal. El negro quedó medio desmayado contra el volante y la gente se empezó a juntar alrededor del taxi. Ahí Andrew me agarró de la mano y me dijo: "Corramos". Nos metimos en el ascensor, limpió la faca, se la guardó, y mientras subíamos, se escuchaban las sirenas de los patrulleros que llegaban al lugar. Me miró y me dijo: "Juanse, perdón por tu primer día en Nueva York". Así empezamos a mezclar Fieras lunáticas. Entramos al estudio y grabamos "La nave".

"Ya morí"

Fieras lunáticas (Ratones Paranoicos, 1991)

Antes de ir a Nueva York, hicimos unas sesiones del disco en Ituzaingó, en Del Cielito. Y como "Ya morí" todavía no tenía letra, Gauvry me dijo: "Agarrate la habitación de Paul", que es el hijo, que estaba en Capital, "y ponete a escribir ahí". Me acosté en la cama de Paul con una presión tremenda, porque ése era el último día que teníamos para meter voces y Andrew es súper estricto en el estudio: estaba medio enojado con que yo siguiera demorando. La cuestión es que me dormí y soñé la letra completa. En esa época decían que estaba dedicada al Indio Solari: que digan lo que quieran. La verdad es que me desperté, agarré unos lápices de colores que había ahí y la anoté enseguida en unas hojas del colegio de Paul, rápido, porque no me la quería olvidar. Después salí del cuarto, creo que todavía en calzoncillos, entré al estudio y dije: "Dale, grabemos". La metí en la primera toma.

"Rock del pedazo"

Fieras lunáticas (Ratones Paranoicos, 1991)

El "Rock del pedazo" ya había pegado mucho antes de ser grabado, porque es un tema que compuse a los 17 años y lo veníamos tocando desde la primera época. Me acuerdo que Andrew lo había dejado afuera del disco, porque él quería que el corte fuera "La nave". Pero como sabía que la compañía se iba a volver loca, igual ya tenía otro master listo con el "Rock del pedazo" incluido. Sonó en todos lados. Fuimos Doble Platino, que en ese entonces eran como 250.000 discos vendidos. Una locura. La canción habla de una situación que era bastante común: vos arreglabas para encontrarte con el dealer en un lugar, ibas hasta ahí y el tipo te decía: "Dame la plata y esperame acá que ya vengo". Se metía en un edificio, se escapaba por el otro lado y vos te quedabas ahí siete horas. Me causaba gracia eso. A nosotros igual nunca nos pasó, porque nunca compramos. Siempre alguien tenía.

"Vicio"

Hecho en Memphis (Ratones Paranoicos, 1993)

La primera versión de "Vicio" se llamaba "Hobby", porque yo venía de producir a John Lee Hooker en Caso cerrado, el disco de Pappo's Blues, y me había quedado pegado con esa voz gutural, entonces me la pasaba imitando al viejo: "Hobby, hobby, hobby", estaba todo el día cantando eso. Hasta que en un momento vino Andrew y me dijo: "Dale, cortala con el 'hobby' y hacé la letra de una vez, muerto". Estábamos en Memphis, era el último día y, una vez más, me faltaban cinco letras. Me encerré en el baño y Andrew me vino a buscar con un cerrajero. Ahí adentro hice las letras de "Isabel", "La guerra del ácido", "Grand Funk", "Cansado" y "Vicio".

El tema fue cortina del programa de Tinelli, pero antes ya había explotado. Fue una locura en toda América. De hecho me pasó algo muy gracioso. Para descansar de la vorágine de "Vicio", me fui de vacaciones a Cancún con mi mujer. Reservé una habitación en el Sheraton y cuando llegué me dijeron que no había ninguna reserva. Pero el conserje se dio cuenta de que yo decía la verdad, que había reservado, así que empezó a fijarse qué podía hacer para ayudarme. En eso levanta el teléfono, y yo escucho que dice: "Hello, Mr. Wood", "Yes, Mr. Wood", "No problem, Mr. Wood". Entonces le pregunto: "¿Ese es Ronnie Wood?". Y del otro lado se escucha que Ronnie dice: "¿Quién pregunta?". "Un argentino", le dice el conserje. Los Stones a mí me dicen Johnnie Argentina, y se ve que Ronnie me reconoció la voz porque le pidió al tipo que me pasara el teléfono. "¡Johnnie!", me gritaba. Resultó que se estaba yendo, así que me dejó su habitación, que obviamente era mucho más cara que la mía, pero como la cagada se la habían mandado ellos, no me la cobraron. La cuestión es que esa misma noche nos fuimos con mi señora a un boliche, y cuando llegamos había una cuadra y media de cola. Era un lugar enorme con una pantalla gigante en la puerta, todo lleno de patovicas. "Al final estamos haciendo lo mismo que en Buenos Aires", le dije a mi mujer. "¿Para qué vinimos?" Y de repente los patovicas se nos vienen todos al humo, nos levantan en el aire, y mientras nos iban metiendo en el boliche veo que en la pantalla estaba el video de "Vicio". Yo no tenía ni idea de que en México el tema también estaba sonando. Nos pusieron en un VIP y nos mandaban a unas chicas que te tiraban tequila en la boca con unas jeringas. Encima había una banda en vivo y me invitaron a subir. Terminé tocando "Vicio" con un sombrero mexicano gigante. ¡Y yo había ido a descansar del tema!

Después, bueno, este muchacho pidió el tema para Videomatch, y en esa época las cortinas se vendían. Lo usaron como tres años. Lo más gratificante fue que, cuando lo dejaron de usar, tuvieron que poner un tema de los Beatles. Es un buen síntoma.

"Isabel"

Hecho en Memphis (Ratones Paranoicos, 1993)

El hit de este disco fue "Vicio", pero en esa época los discos todavía se escuchaban enteros, así que cuando la gente empezó a escudriñar Hecho en Memphis, se encontró con "Isabel", que es un tema genial, muy producido. Es como una marcha, un rock marcial. ¡Y los teclados los toca Al Kooper! ¿Entendés lo que nos pasaba? Nosotros no estábamos buscando el éxito comercial: era la época del rock & roll. Pero hacíamos un gol atrás de otro. Teníamos todo, todo el tiempo. Hasta nos declararon ciudadanos honorarios de Memphis, con el alcalde ahí presente. Conozco a varias Isabel que creen que el tema se lo dediqué a ellas, pero la verdad es que no estaba inspirado en nadie en particular. No era la Coca Sarli, tampoco. El tema empieza diciendo: "El ángel que extermina", así que capaz que ya estaba pensando en Santa Isabel.

"Destruida Roll"

Raros Ratones (Ratones Paranoicos, 1995)

Una rareza. Nos propusieron sacar una especie de compilado de outtakes de los discos que habíamos grabado para Del Cielito, y elegimos todas versiones de temas que ya habíamos editado, salvo ésta, que era una base que había quedado afuera de Los chicos quieren rock, o de Furtivos, y no tenía letra. Gauvry la escuchó y dijo: "Esto es un caño". Así que le hice una letra, y la pegó mal. "En el camino, esa cadena, no sé si vale la peeeeena." ¿Sabés lo que es eso? Todavía la toco y se viene abajo todo. Este sí que es un rock bien Stone. En realidad, todo el rock & roll es Stone, porque todos los que nos interesamos por este género nos parecemos a Chuck Berry, incluidos los Stones. Ellos quisieron sonar como él, y en el camino pudieron crear un estilo personal. Y a nosotros nos pasó lo mismo. ¿Viste esos programas que tunean autos antiguos? Bueno, nosotros lo que hacemos es agarrar un Chevrolet hecho pelota, desarmarlo todo y volver a construir otro auto.

"El vampiro"

Planeta Paranoico (Ratones Paranoicos, 1996)

Es un tema que habla de esos amigos que aparecen de la nada, que son muy simpáticos, pero que en realidad lo único que quieren es sacarte todo lo que tenés. Me crucé con muchísimos de ésos en mi vida. Ahora los distingo rápido: me doy cuenta al toque cuando alguien viene con ese tipo de propósito. Ya no me hacen mal. Ni siquiera es que los tengo que manejar: se van solos, desaparecen. Pero en algún momento me afectaban, incluso sin que yo lo percibiera. Cuando te das cuenta, a veces es demasiado tarde. Y lo peor es que ya hay otros en la fila para ocupar ese lugar.

"El centauro"

MTV Unplugged (Ratones Paranoicos, 1998)

En 1998 los Ratones viajaron a Miami con Pappo y Charly García para grabar un MTV Unplugged. Foto Ignacio Gurruchaga / MTV Unplugged..

Es una mitología absurda, una mentira. Habla de un chabón que sale a la noche, que se cree piola, pero en realidad nadie quiere estar con él. Un poco el tipo de personaje al que me refería en "El vampiro". Fue el tema de difusión de Planeta Paranoico, pero a mí me gusta mucho la versión del Unplugged, que fue algo histórico: estábamos todos. Nos fuimos con Pappo y Charly a Miami a ser producidos por Joe Blaney. No sabés lo que fue eso: un viaje desopilante. Parecía un capítulo de un dibujito animado de García Ferré. Pappo y Charly desaparecían todo el tiempo. A Charly un día lo encontré durmiendo adentro de un placard, para no escuchar ruidos. Y con Pappo se peleaban, se amigaban, se volvían a pelear. Como no se llevaban bien, no les dije que iban a viajar los dos. El Carpo se enteró en el avión. De hecho, a Charly lo hicimos viajar tres días más tarde, por las dudas. Pero funcionó y se terminaron llevando re bien. Yo sabía que en el fondo se admiraban mutuamente.

"Para siempre"

Vivo Paranoico (Ratones Paranoicos, 2000)

Andrew Loog Oldham siempre decía que los discos en vivo tenían que incluir algún tema de estudio, que eso siempre funcionaba. Y tenía razón. En esta época yo andaba mucho con [Andrés] Calamaro. No dormíamos. En uno de esos encuentros, estuvimos como cuatro días juntos, y uno de esos días yo tenía que ir al estudio con Pichón Dal Pont a grabar "Para siempre", que originalmente tenía otra letra y otra melodía. Le mostré esa versión a Andrés y me dijo: "¿Qué querés que haga?". Le dije que lo único que quería era que la letra dijera algo de "para siempre", y que repitiera lo de "desde lejos no me ves", que es algo que yo digo en "Estrella": "Desde el aire no me ves". Le pasé el CD con el demo, lo metió en un aparato portátil que él tenía para sobregrabar, puso "rec" y tiró: "Quisiera que esto duuuure para sieeeeempre.". Y ahí empezamos a cantar entre los dos. En quince minutos la definimos. Cuando volví al estudio para mostrarle a Pichón lo que tenía, estaban todos con una cara de amargura tremenda. Resulta que se había borrado el canal de la batería. Los Ratones siempre grabamos todos juntos, pero este tema es el único en el que la batería la tuvo que grabar Roy [Rubén Quiroga] de nuevo por su cuenta, encima de la pista. Eso le dio un sonido raro al tema, como con más fuerza. Cuando lo solucionamos, una de esas madrugadas no sé cómo hice pero lo metí a Andrés en un taxi, y estuvimos laburando en el estudio desde el mediodía hasta la noche, hasta que terminamos la versión final. Fue un hit instantáneo. Es un tema muy Ratones y a la vez es muy Andrés. Como que cayó justo en el medio. Y después tuvo una segunda vida cuando le cambié la letra para la despedida de Maradona. Se la hice escuchar a Diego por teléfono y se volvió loco. Esa versión en la cancha no sabés lo que fue. La tocamos y explotó todo.

"Tomo y obligo"

Los chicos quieren más (Ratones Paranoicos, 2001)

Esta es la primera canción que compuse con el Zorro [Von Quintiero]. Salió porque me había comprado un librito de Gardel que decía: "Tomo y obligo". Justo estábamos mezclando y nos faltaba la letra. Cuando vi el libro, dije: "Ya está, con esto me arreglo". En general funciono así, con disparadores.

Pasó algo loco con este tema. Tres meses después de que salió el disco, se había vendido muy poco, pero igual nos mandamos a hacer un Luna Park. El corte había sido "Perrita". No pasaba nada. A nosotros nos daba pena porque era un álbum que queríamos mucho: habíamos vuelto a producir con Gauvry y de alguna manera era como cerrar un círculo, incluso jugando con el nombre del disco y Los chicos quieren rock. Diez días antes del show, estábamos de gira por España, bastante quemados. Llamé para preguntar cómo venía la venta anticipada: 2.500 entradas. En esa época en el Luna entraban once lucas. Veníamos para atrás. Dije: "Ya fue, no llamo más". En el medio salió "Tomo y obligo" como corte, y tres días antes del recital me entero de que estábamos en 9.000 anticipadas. Terminamos haciendo dos funciones y vendimos como 8.000 entradas de más. Siempre nos pasa eso. Cuando celebramos los 20 años en All Boys, vendimos 9.000 entradas el día del show. Nunca sabemos si vamos a llenar hasta que estamos arriba del escenario. Lo que pasa es que nuestro público es de bajo nivel adquisitivo. No hace ésa de gastarse 1.000 mangos e ir a acampar a otra ciudad. Yo siempre cuento que cuando tocamos en el autocine de Villa Gesell, faltaban dos horas para el show y en el estacionamiento había dos autos. Y después explotó. ¡La gente fue caminando! Así y todo, llenar dos Luna Park con "Tomo y obligo" fue una sorpresa. Nosotros somos una banda de rock & roll: no metemos murga ni folclore. No tenemos otro estilo. Entonces es muy difícil sostener una carrera de tantos años y que sean todos goles. Con este tema lo hicimos de nuevo.

"Sigue girando"

Girando (Ratones Paranoicos, 2004)

Acá llamamos a Alfredo Toth y a Pablo Guyot para que produjeran el disco, y la verdad es que hicieron un trabajo excepcional. Le dieron una modernidad tremenda a la banda, porque ellos manejan el tema de los plugins y la computación desde mucho antes que cualquiera. Eso nos hizo crecer. Necesitábamos mostrar algo nuevo, que tuviera nuestro estilo pero con otro sonido. Las guitarras de "Sigue girando" son el mejor ejemplo: te vuelan la cabeza. Las grabé con un amplificador Matchless, que es un equipo que a mí no me gusta para nada. Reconozco que tiene un gran sonido, pero no es mi equipo. Y sin embargo acá quedó más que perfecto. Toth y Guyot lograron captar lo que yo había demeado en un grabadorcito y lo transportaron a un terreno mucho más grande. Me corrieron de mi zona de confort. Es más: para grabar la letra, me sacaron la base y quedé ahí medio desnudo. Yo siempre trato de hacer dos o tres letras con diferentes melodías, pero ese día descarté lo que tenía, terminé improvisando y fue genial. ¿Viste que en un momento digo: "Mi sangre corre sin parar/Me equivoqué otra vez"? ¡Le estaba diciendo al técnico que me había equivocado! Lo dejamos así y me encanta.

"Sacrificio japonés"

Ratones Paranoicos (Ratones Paranoicos, 2009)

Una vez le dije a Spinetta: "Luis, quiero que me compongas un rock & roll para poder cantar con los Ratones". Y él me contestó: "Bueno, pero con la condición de que la letra la escribamos entre los tres: vos, Robertito y yo". Robertito es Roberto Mouro, un amigo nuestro. Los tres compartíamos muchas horas en el estudio, escuchando música y cenando, porque Luis era un gran cocinero, un maestro gourmet. El día del velorio de María Gabriela Epumer, antes de salir, con la casa a oscuras, me dice: "Juanse, con todo esto que está pasando me olvidé de mostrarte la canción que te hice". Agarró la acústica y la tocó. Casi me muero. Después nos juntamos a comer, con el cuadernito en la mesa, los tres sentados como en el colegio, y Luis se puso los lentes y dijo: "Bueno, a ver, muéstrenme lo que trajeron para la letra". La versión original es mucho más larga que la que quedó en el disco. Algún día la voy a grabar entera. Hay una sola copia de esa letra, de su puño y letra: está enmarcada acá, en la oficina de Pelo Aprile. Para el resto de los Ratones también fue una experiencia hermosa. Tuvimos la chance de compartir un tema con Luis, que es un alma que sigue viva, que está presente y en constante contacto con todos.

"El sol"

Baldíos lunares (Solista, 2011)

Este también lo hice con Roberto Mouro. Es de la época de los Ratones, pero había quedado afuera porque evidentemente no encajaba: es un tema muy psicodélico, llevado por una guitarra acústica. Tiene un gran trabajo de preproducción. O sea, no es de esas canciones de los Ratones que me prendía fuego y me salían de una. Hay una orquesta de 30 músicos tocando. Esas cuerdas que suenan no son un teclado, sino un ensamble entero. Es muy diferente a todo lo que hice antes. Quizás hay un antecedente en "Energía", de mi disco solista Energía divina, o en "Castillo maquinal" de Planeta Paranoico. Pero hasta ahí nomás. Creo que eso tiene que ver con el compromiso que uno tiene como artista. A mí nunca me gustó especular. Es más: yo ya no escucho música, así que no tengo ni idea de en qué me inspiré para hacer "El sol". Tenía ganas de entrar en este sector y me mandé. Ya está. Igual no descarto volver a probar por este lado.

"Clásico rockero"

Rock es amor igual (Solista, 2013)

Suena el teléfono en casa y era mi amigo Juan Eduardo, de Juan y Juan, un dúo muy popular en los 70 (los de "Borombombom, Borombombom"). Me dice: "Juanse, tengo una canción que te quiero mostrar hace mucho: la hice para vos". "Dale, cuando quieras", le digo. Unos días después, yo estaba en plena grabación de Rock es amor igual, y antes de salir para el estudio me llama Pichón Dal Pont para decirme que teníamos que agregar una canción. En ese momento suena el portero eléctrico. "A ver, Pichón, dame un minuto." Atiendo. "Juanse, soy Juan Eduardo, bajá rápido que tengo que dejarte algo y sigo de largo", me dice. Yo tenía el teléfono en una mano y el portero en la otra. "Pichón, bancá que tengo que bajar un segundo, ahora te veo en el estudio y vemos qué hacemos con ese tema que falta." Bajo y me lo encuentro a Juan Eduardo con un CD en la mano. "Tomá, cuando puedas escuchalo", me dice. "Te dejo tranquilo que sé que estás a full." Vuelvo a subir, pongo el CD en casa y pienso: "¡Esto no se puede creer!". Ni siquiera lo terminé de escuchar: lo saqué por la mitad y me fui corriendo al estudio. A mí siempre me gustó la línea popular de Juan y Juan, de hecho soy socio de Boca desde los 7 años, así que los escuchaba mucho en las canciones de cancha. Pero jamás pensé que iba a grabar un tema de Juan Eduardo. ¿Sabés cómo me di cuenta de que el tema pegó? Porque a los seis meses de que salió, me fui de gira a Salta, me bajé a comprar una Cindor en una estación de servicio en la mitad de la ruta a Corrientes, y en esos típicos paneles con CDs tenían Rock es amor igual con la tapa fotocopiada. Lo más increíble es que yo no le había pedido el tema, y Juan Eduardo me lo ofreció justo en el momento en el que lo necesitaba. Fijate vos lo que es la Providencia.

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