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La Nueva Ola: Kobra Kei

Hace tres años, Blanca Nieves Damevin era una directora de cine egresada de la FUC. Pero Kobra Kei, su álter ego musical, se puso al frente cuando empezó a maquetar canciones y raps en ida y vuelta con Ezequiel Araujo. "Después de la primera, me dijo: 'Hacé más, tenés el Garage Band en la compu, grabalas como puedas porque esta está buenísima. Nunca escuché una letra así'", recuerda sobre "Lovers & Love", su canción iniciática. Como una Yolandi que creció escuchando Miranda! y leyendo a Silvina Ocampo, esta pelirroja nacida en Reconquista en el 89 dispara rimas sexuales montada en tracks de electropop efervescente y deforme. "Es un pop electrónico que tiene muchas cosas de tecno y un fraseo de un rap duro, pero a la vez descontracturado", explica.

Tiene alcance viral gracias a sus videos súper fierce y una estética que tritura hentai, glitch art y los rincones más lisérgicos de tumblr. Está presentando su disco debut, Inspired by The Producer ("Inspirada por mi productor", traduce), al que define como un álbum "de máquinas". "Está hecho puramente con sintes y mi voz."

"Es medio a todo o nada. Hay gente que se vuelve loca y otra que no le gusta, porque le parece demasiado excéntrico o no puede definirlo", dice. "Me gusta que sucedan las dos cosas."

Con su hermana menor, Dulcinea (aka Baby Dark), en sintes, tiene shows sorprendentemente explosivos. "El vivo es bastante punk. Suena power", dice. Algo de esa desinhibición viene de estudiar actuación: "El teatro te ayuda a encontrarte con vos mismo y con tu cuerpo. Creo que no soy una persona vergonzosa para nada, pero lo soy todavía menos cuando estoy arriba del escenario".

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