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Barack Obama: “Puedo estar muy orgulloso del trabajo que hice”

Ciudad FM

Jann Wenner visita al presidente en el Salón Oval el día después de la elección. "Más allá de cualquier asunto en particular, el presidente tiene que reconocer que esto no se trata de vos, de tu poder, tu posición o tus beneficios", dice Obama acerca de Trump..
Foto: Pete Souza / The White House

Mi última entrevista con el presidente Obama en la Casa Blanca había sido programada para el día después de la elección presidencial. Yo esperaba recordar lo que él había logrado durante ocho años, y los asuntos que más le importaban a él y a los lectores de Rolling Stone, escuchar sus consejos para Hillary Clinton acerca del camino que le esperaba. Sería la "entrevista de salida", su décima tapa en RS, nuestra cuarta entrevista juntos. Antes de viajar a Washington la mañana después de los impactantes resultados electorales, llamé y ofrecí posponer la entrevista. Este tenía que ser uno de los peores días de la vida política de Obama, y no había tenido un momento para reflexionar sobre él, para estar enojado o aceptarlo. Pero su oficina me respondió el llamado: Obama quería hacer la entrevista como estaba planificada. Era un día nublado y la Casa Blanca estaba casi vacía cuando llegué. Había sido una noche larga y triste, y ahora sólo había un staff esquelético. Parecía un funeral. La última vez que había entrevistado al presidente, en 2012, había sido una tarde tranquila. Había sobrepasado nuestro límite de tiempo por media hora, y cuando salía del Salón Oval, me crucé con Hillary Clinton, la secretaria de Estado, sentada junto al escritorio de la asistente del presidente, esperando para entrar. Esta vez estaba su fantasma.

A lo largo de los años, Rolling Stone tuvo una relación maravillosa con Obama. Lo conocí a principios de su campaña en 2008, cuando vino a mi oficina a cenar. Lo apoyamos cuando estaba abajo y cuando estaba arriba. El veía a los lectores de Rolling Stone como parte de su base. Hace un año, fuimos con él a Alaska y recorrimos los glaciares que se están derritiendo. Con un orgullo extraordinario, lo vimos surfear la ola de la historia.

Yo tenía muchas más preguntas para él de lo que me permitía el tiempo: ¿Por qué ninguno de los responsables de los fraudes de Wall Street, por los que millones de personas perdieron sus casas, sus ahorros, sus trabajos, había ido a la cárcel? De igual forma, ¿por qué la gente que engañó a Estados Unidos para llevarlos a la Guerra de Irak también quedó sin castigo? ¿Habría sido posible el ascenso de Donald Trump si algunas de estas personas hubieran sido responsabilizadas? ¿Sentía como un logro haber preservado tantas hectáreas de tierras federales? ¿Y qué había que hacer para poner finalmente el cambio climático en la cima de sus prioridades.?

Ay.

Obama me saludó afuera de su oficina y me invitó a pasar. Estaba cansado. Se salteó la habitual charla trivial, se sacó el saco, se sentó en su silla de siempre, y dijo: "Vamos". Hablaba lento y con precisión, fiel a su naturaleza: controlado, analítico y cool. Hay muchas cosas que un presidente en ejercicio no puede decir, pero éste fue su mensaje cuidadosamente razonado en un día difícil e histórico.

Barack Obama en el Salón Oval.
Foto: Pete Souza / The White House

Tengo que empezar por anoche y preguntarle cómo se siente acerca de la elección de Donald Trump. ¿Podía creer lo que estaba viendo? ¿Le sorprendió, como al resto de nosotros? ¿Y cómo se siente ahora?

Bueno, estoy desilusionado, en parte porque creo que Hillary Clinton sería una buena presidenta. Como dije durante la campaña, gran parte del trabajo que hicimos está sólo parcialmente terminado. Y necesitamos algo de continuidad para maximizar sus beneficios.

¿Alguna vez pensó que esto era posible? ¿Se le ocurrió que podía darse este resultado?

Te voy a contar algo: Nuevo Hampshire, 2008, acababa de ganar Iowa y tenía una gira relámpago por Nuevo Hampshire, enormes actos, mucha gente, y nuestra encuestadora interna nos tenía ganando por 10 puntos. Y alrededor de las 7:30, mientras me estoy vistiendo para dar mi discurso de victoria, me tocan la puerta David Plouffe, David Axelrod y Robert Gibbs. Y tienen unas miradas de vergüenza [se ríe]. Y me dicen: "Barack, tenemos una noticia que darte. No creemos que vayamos a ganar esto".

Así es la democracia. Así son las votaciones. No significa que las encuestas sean irrelevantes, pero siempre hay una variable humana involucrada. Así que creo que las chances de que ganara Donald Trump siempre estuvieron alrededor del 20 por ciento. Eso no parece mucho, pero uno de cinco no es tan inusual. No es un milagro.

¿Pero no se siente triste, enojado, molesto, abatido?

Bueno… yo… no. Es decir, no me siento abatido porque, primero, no podría estar más orgulloso del trabajo que hicimos estos ocho años. Cuando le dé las llaves del gobierno federal al próximo presidente de Estados Unidos, puedo decir sin ninguna equivocación que el país está mucho mejor: la economía está más fuerte, el gobierno federal funciona mejor y nuestra posición en el mundo es más alta. Así que puedo estar muy orgulloso del trabajo que hicimos. Me satisface pensar en la gente a la que ayudamos.

No quiero endulzarlo. Las elecciones tienen consecuencias. Esto significa que el próximo juez de la Corte Suprema va a ser alguien que no refleja mi entendimiento de la Constitución. Significa que el trabajo que hicimos internacionalmente y en nuestro país respecto del cambio climático va a estar en peligro. Significa que la Ley de Cuidado de Salud Asequible, que les ha dado servicios de salud a 20 millones de personas, va a ser modificada de manera que lastime a la gente. Creo que no nos lleva de vuelta al statu quo, porque, más allá de la retórica, los republicanos van a concluir que simplemente dejar a millones de personas sin seguro de salud no es una política inteligente. Pero probablemente la principal razón por la que no me siento abatido, pero sí desilusionado, son los increíbles jóvenes que trabajaron en mi administración, en nuestras campañas. Si mirás los datos de la elección, si sólo votara gente joven, Hillary habría recibido 500 votos electorales. Así que ayudamos, creo, a dar forma a una generación, a que piensen acerca de ser inclusivos, justos, a que les importe el medio ambiente. Y, con los años, van a tener cada vez más influencia, lo cual significa que Estados Unidos, con el tiempo, va a seguir mejorando.

¿Cree que Estados Unidos todavía es un país progresista?

Creo que no hay nada determinado, pero que las personas que creen firmemente en unos Estados Unidos justos, equitativos e inclusivos son la mayoría, y que esta mayoría está creciendo.

Y parte del desafío, de todos modos, y esto es algo en lo que he estado pensando por un tiempo, es que hay un grupo de votantes blancos de clase trabajadora que votaron por mí en gran medida, pero que tuvimos problemas para que votaran por el Partido Demócrata en las elecciones de medio término. En esta elección, se volcaron en grandes cantidades hacia Trump. Y creo que parte de eso tiene que ver con nuestra incapacidad, nuestro fracaso, para llegar de manera eficiente a esos votantes. Parte de eso es Fox News en todos los bares y restaurantes en grandes porciones del país, pero parte también somos los demócratas no trabajando en un nivel de base, estando ahí, acercándonos, transmitiendo ideas. Esa parte de la crítica al Partido Demócrata es acertada. Pasamos mucho tiempo focalizándonos en políticas internacionales y cuestiones nacionales, pero menos tiempo en las bases. Y cuando vamos a las bases nos va bien. Por eso gané Iowa.

Pero…

Esperá. Dejame terminar. Si te fijás en Michigan, donde gané, no sólo en 2008 sino también en 2012, por una gran diferencia, les prestamos mucha atención a los trabajos en fábricas, y es por eso que la industria automotriz está haciendo doble turno ahora, cuando estaban a punto de cerrar. Si te fijás en las leyes de salario mínimo o las políticas de días por maternidad, o las inversiones que hicimos en universidades comunitarias o, en ese sentido, la Ley de Cuidado de Salud Asequible, éstas son todas grandes inversiones para familias trabajadoras, blancas, negras e hispánicas. No descuidamos a estas comunidades desde una perspectiva de las políticas. Esa, creo yo, es una interpretación errónea. Uno empieza a leer gente que dice: "Oh, se abandonó a las familias de clase trabajadora", o "los demócratas no les prestaron atención a las familias de clase trabajadora blanca". Y de hecho sí lo hicimos. Pero lo que es cierto es que las recetas que propusimos no le llegan a la gente en estas comunidades, o no las escuchan. Y lo que escuchan es que Obama o Hillary están tratando de sacarles las armas o que no los respetan.

Uno de los desafíos de los que hemos estado hablando ahora es el modo en el que Internet y las redes sociales han cambiado lo que la gente percibe como noticias. Recién hablaba con mi director político, David Simas. El estaba mirando su página de Facebook, y los links a publicaciones que compartían amigos suyos de la secundaria, algunos en los que se decían cosas locas del tipo, no sé, Obama prohibió el Juramento de Lealtad.

Creo que para nosotros los progresistas -más allá del Partido Demócrata como institución, cualquier persona que quiera ver unos Estados Unidos más progresistas- es muy importante pensar en cómo estamos operando en las bases y realmente acercarnos a todos lados y pelear por el apoyo de la gente, y transmitirles la sensación concreta de lo que creemos que va a hacer que mejoren sus vidas, en lugar de depender de encontrar las políticas tecnocráticas correctas y compartirlas con el comité editorial del New York Times. Si no vamos a las bases, y la gente no nos escucha y no nos ve cara a cara, entonces vamos a seguir perdiendo, aunque yo creo sinceramente que las recetas de los republicanos no van a ser de ayuda para esta gente.

"El Partido Republicano tomó una posición firme sobre el cambio climático", dice Obama. "Va a ser tentador para ellos deshacer nuestros progresos.".
Foto: Pete Souza / The White House

¿Cuál cree usted que es el futuro del Partido Demócrata? Hace un mes, todos estaban convencidos de que el Partido Republicano estaba en las últimas; ahora tenemos tres ramas del gobierno en manos de un solo partido. Está el impedimento de votar, que seguramente va a seguir, todas esas cosas. ¿Hacia dónde va el Partido Demócrata? Este parece ser un giro a la derecha complicado.

Bueno, no hay un giro a la derecha. Fijate en, fijate en…

Si controlás tres ramas del gobierno y tenés la Corte Suprema…

Si encuestás al pueblo americano, incluyendo a los votantes de Trump, todos están a favor de la suba del salario mínimo. Están a favor, en grandes cantidades, de despenalizar la marihuana. Están cada vez más, creo yo, y con cada vez mayor velocidad, aceptando la necesidad de tratar a la comunidad LGBT con respeto. Tienen grandes sospechas de Wall Street, grandes sospechas del establishment. Parte de lo que hizo Trump, al igual que Bernie, fue oponerse al establishment. La ironía, por supuesto, es que uno considera que Trump es parte del establishment, y no un outsider verdadero como Bernie. Así que éste no parece ser un momento en el que haya un gran giro a la derecha.

Lo que es verdad es que la capacidad de los republicanos para ganar las elecciones estatales y las legislativas va a ser un desafío para los demócratas por mucho tiempo, a menos que puedan cambiar la percepción que existe del Partido Demócrata y de las causas progresistas en estas áreas rurales predominantemente blancas, particularmente en el Medio Oeste. Va a ser difícil hacerlo en el Sur, por razones históricas.

En cuanto a la presidencia, los demócratas todavía están en una mejor posición, de hecho, y van a seguir estando mejor que los republicanos. Esto siempre va a ser difícil, porque la gente se cansa de un partido después de ocho años. Sólo pasó una vez en la historia moderna que se diera esa transferencia de poder tranquila (o al menos en los últimos 4 o 5 años). No creo que las leyes de impedimento de voto vayan a ser la norma, ni el principal problema con el que vayamos a tener que lidiar. No vamos a estar en una situación en la que los demócratas no puedan ganar en ninguna de estas áreas, pero vamos a tener que reorganizarnos de manera más eficiente. Fijate, en Carolina del Norte, un estado en el que gané una vez por un punto y en el que perdí una vez por un punto, un gobernador demócrata parece haber ganado esta elección, a pesar de que allí Donald Trump fue el más votado para la presidencia. Y parte de la razón por la que ganó es que las personas de Carolina del Norte estaban cansadas de la agenda de derecha del gobernador republicano anterior, y de esas leyes que se habían aprobado contra la comunidad LGBT que la gente pensó que iban demasiado lejos. Pero parte de la razón por la que ganó Ray Cooper la gobernación de Carolina del Norte fue que estaba en las bases junto a esas comunidades, trabajando duro.

Entonces, ¿los demócratas deben revisar cómo encaran las cosas? ¿Los progresistas deben revisar cómo encaran las cosas? Totalmente. Cuando me senté acá mismo a hablar con Bernie Sanders, una cosa en la que estuvimos de acuerdo fue que tenemos que darle más vigor a la Convención Nacional Demócrata, para que no se la perciba como una entidad de Washington, sino más bien como una organización de base que está por todo el país y trabaja con la gente por una causa común.

¿Cuál va a ser su plan para avanzar con esto?

Cuando salga de acá voy a dormir por un par de semanas, llevar a mi esposa a unas merecidas vacaciones. Y voy a pasar algún tiempo, en mi primer año después de la presidencia, escribiendo un libro. Voy a organizar mi centro presidencial, que va a enfocarse en esta cuestión de cómo voy a entrenar y empoderar a la generación de los futuros líderes. ¿Cómo repensamos nuestra narrativa, nuestros mensajes y el uso de la tecnología y los medios digitales para poder ser más persuasivos en el país? Y no sólo en San Francisco o Manhattan sino en todas partes: cómo transmitir por qué importa el cambio climático o por qué cuestiones de desigualdad social tienen que ser atendidas. Así que voy a seguir siendo muy activo, y Michelle va a seguir siendo muy activa en cuanto a lo mismo que nos trajo acá, que es nuestra creencia de que si trabajás con la gente en las bases, el cambio ocurre. Cuando la gente se siente desconectada de las instituciones del gobierno, puede pasarse de un lado a otro.

Permítame preguntarle por el cambio climático. Trump dice que va a abandonar el Acuerdo de París. ¿Es posible eso?

Bueno, históricamente lo que pasa es que cuando tenés un acuerdo internacional, éste se traslada a la siguiente administración. Hubo arreglos que hizo el presidente Bush y que yo respeté, porque como presidente de Estados Unidos, era importante para mí proyectar una idea de continuidad en el gobierno. No hay dudas de que el Partido Republicano adoptó una postura fuerte respecto del cambio climático. Y por eso algunos de los progresos que hicimos, para ellos va a ser tentador deshacerlos.

La buena noticia es que muchas de las iniciativas que realizamos funcionan, y no sólo en términos de reducción de emisiones, sino que funcionan desde una perspectiva económica. Así que en el transcurso de mis ocho años, cuando duplicamos la producción de energía limpia o cortamos las emisiones de carbono por auto a la mitad, no fue sólo un asunto de regulaciones que de repente puedan ser borradas; tuvo que ver con inversores y negocios y consumidores organizándose, dándose cuenta de que, ¿sabés qué?, ser inteligente con la energía es bueno para el planeta y es bueno para mi bolsillo. Así que yo creo que la cuestión, para Donald Trump, para los republicanos en el Congreso, es: ¿van a querer destruir cientos de miles de empleos que se crearon en la industria solar? ¿Están sugiriendo que los tres mayores fabricantes de autos se rearmen para hacer autos que consuman más nafta, a pesar de que los consumidores estén realmente felices ahorrando dinero en nafta? En cuanto a las plantas eléctricas, al contrario de lo que dice la retórica, lo que acabó con el carbón no fueron mis regulaciones. Más que nada fue que el gas natural es mucho más barato, así que ya no era económico construir nuevas minas de carbón.

Entiendo todo eso, pero todos los científicos están diciendo que ya atravesamos un punto crítico, y están los hermanos Koch financiando un Congreso absolutamente obstruccionista. Eso no va a cambiar. Su ideología parece ser firme respecto de este tema. El dinero que compró estos votos es firme respecto de este tema…

Sí, escuchá. Si querés convencerme de que todo va a ser terrible, entonces podemos hablar y convencernos. O podemos actuar. Es lo que hay. Hubo una elección. Va a haber una presidencia de Trump, y los republicanos van a controlar el Congreso. Y la pregunta va a ser, para la gente como vos y yo, a la que le importan estos asuntos, ¿cómo hacemos para entender cómo seguir progresando en este ambiente hasta que tengamos otra oportunidad en la próxima elección? ¿Nos vamos a haber movilizado, vamos a haber convencido a la suficiente cantidad de gente de que podemos volver a retomar un camino que creemos que va a ser mejor para las familias, para el medio ambiente, para nuestra seguridad y para la ley y los derechos civiles y sociales?

Y una de las cosas que le estuve diciendo a mi staff más joven, quienes en muchos casos sólo conocen la política a través de mi presidencia, es que la historia no se mueve en línea recta. Es un zig zag y a veces das dos pasos hacia adelante y después tenés que dar un paso atrás. Tenés razón completamente en sentir una urgencia respecto del cambio climático, pero lo que siempre dije fue, para llegar a donde necesitamos, tenemos que tener la opinión del pueblo de nuestro lado. Tienen que sentir una urgencia acerca de esto, y eso requiere que los convenzamos y ganemos sus votos para poder implementar esas políticas. Hicimos progresos importantes en comparación con dónde estábamos hace ocho años, pero no estamos ni cerca de donde tenemos que estar. El Acuerdo de París contempla objetivos a diez años a partir de ahora. Tengo confianza de que Estados Unidos siga cumpliendo con esos objetivos. Y puede ser que algunos objetivos no se alcancen por políticas que implemente la administración de Trump. Pero creo que todavía podemos lograr lo que tenemos que lograr.

No hay ningún beneficio que surja de ponerse en posición fetal. Hay que salir a trabajar. Y nos esforzamos, superamos desafíos, y con el tiempo las cosas mejoran.

Permítame preguntarle por la reforma inmigratoria. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el camino hacia adelante en la inmigración?

Bueno, hay algunos en el Partido Republicano que reconocen que más allá de cómo saliera esta elección, con el tiempo, seguir distanciándose de una gran porción de los votantes latinos o asiáticos iba a ser un problema. Y eso les da a los republicanos algún interés en resolver esto de manera sensata. Va a ser importante para los demócratas, y para activistas de los derechos inmigratorios, reconocer que para la mayoría del pueblo de Estados Unidos, las fronteras realmente significan algo. Así que tiene que existir, como dije antes, tanto el ejercicio de la ley como valores que sean fieles a nuestras raíces inmigratorias. Esas cosas no tienen que ser contradictorias, pero hay momentos en los que, con nuestra amabilidad respecto de la inmigración, no pudimos atender cómo resolver la parte del orden y de la ley. Y tendemos a desestimar las preocupaciones de la gente respecto de que la inmigración ocurra con orden y conforme a la ley. Y lo que eso significa, creo yo, es que todavía va a existir la posibilidad, en algún momento, de hacer una reforma inmigratoria.

No creo que ocurra en los próximos dos años, o ni siquiera cuatro, pero lo que podemos hacer son cambios inteligentes, basándonos en lo que ya hicimos en el ámbito del sistema inmigratorio. Lo que podemos hacer es trabajar en las fronteras de manera cooperativa con México para que la presión de lo que ahora son sobre todo inmigrantes de Centroamérica se maneje de manera humana. Y lo que podemos hacer, y voy a compartir esto con el presidente electo Trump cuando lo vea, es seguir haciendo inversiones inteligentes en países como Honduras, El Salvador y Guatemala que puedan ayudar a darles algún sentido de bienestar a su gente.

Ahora se puede comprar marihuana legal en toda la Costa Oeste. ¿Por qué seguimos haciéndoles la guerra a las drogas? Es un fracaso colosal. ¿Por qué seguimos dándole vueltas al asunto y haciendo que la marihuana sea como una droga prohibida?

Mirá, siempre fui claro acerca de mi creencia de que tenemos que tratar de desalentar el abuso de sustancias. Y no soy alguien que crea que la legalización es una panacea. Pero sí creo que tratar esto como un asunto de salud pública, al igual que con el cigarrillo o el alcohol, es la manera más inteligente de lidiar con ello. Típicamente, la manera en la que cambian estas clasificaciones no es a través de órdenes presidenciales sino a través del legislativo o la DEA. Como podés imaginarte, la DEA, cuyo trabajo históricamente es hacer que se cumplan leyes de drogas, no va a estar en una posición de avanzada en estas cuestiones.

[Risas] ¿Y usted? ¿Usted tiene una posición de avanzada?

Yo estoy en una posición sin mucho poder. Y voy a tener la oportunidad, como ciudadano privado, de describir hacia dónde tenemos que ir. Pero a la luz de los referéndums que se aprobaron, incluso en California, siempre dije, y creo que lo mencioné en el programa de Bill Maher, en el que me preguntó por lo mismo, que es insostenible para el Departamento de Justicia o la DEA bancar un conjunto de leyes según las cuales, por algo que en un estado es legal, en otro te pueden dar 20 años de prisión. Así que éste es un debate que está maduro, al igual que como logramos progresar en cuanto al casamiento de personas del mismo sexo. Hay algo interesante en estos estados que funcionan como laboratorios de la democracia, un abordaje evolutivo. Ahora hay un quinto del país en donde es legal.

Usted se puso firme y dijo legalicen el matrimonio de personas del mismo sexo, y lo llevó hasta el límite…

Bueno, no. No creo que sea así como funciona. Si te acordás, lo que pasó fue que, primero, de manera muy sistemática, cambié leyes acerca de las visitas a hospitales de gente que eran parejas del mismo sexo. Después le ordené al Pentágono que hiciera un estudio para abandonar el "don't ask, don't tell", que después tuvo la aprobación del Estado Mayor Conjunto, y pudimos [derogar] el "don't ask, don't tell". Después enviamos la Proposición 8 a California. Y luego, después de mucho trabajo preliminar, sólo entonces tomé una posición.

¿Así que estamos en una fase preparatoria?

Una de las cosas que yo creo que es importante para los progresistas, cuando estamos en un modo reflexivo, después de una elección como ésta, es pensar: no se puede tener las dos cosas. No podemos decir: "¿Por qué no estás llegando a la gente que votó contra nosotros? Y, a propósito, ¿por qué no estás logrando hacer el 100 por ciento de las cosas que nosotros, los que somos verdaderamente progresistas y vivimos en las costas, pensamos que deberían hacerse de inmediato?". La idea es que la política, en un país grande y diverso como éste, requiere que movamos la pelota hacia adelante, pero no con un pase largo de un lado a otro de la cancha, sino haciendo un progreso sistemático.

Obama mirando un retrato de JFK en la Casa Blanca. "Cuando empieza tu mandato, sos parte de un legado que se remonta a los primeros revolucionarios", dice. "Y hay que cuidar este maravilloso experimento de democracia.".
Foto: Ete Souza / The White House

¿Cómo cree usted que se puede volver a arreglar el país?

Bueno, lo más importante en lo que me estoy focalizando es cómo crear un conjunto de hechos comunes. Eso suena un poco abstracto. Otra forma de decirlo es: ¿cómo creamos un relato común sobre dónde estamos? El desafío más importante que tenemos ahora en términos de esta división es que el país recibe información de fuentes completamente diferentes. Y se está poniendo peor. Todo el movimiento desde el periodismo curado hacia las páginas de Facebook, en donde un artículo sobre cambio climático escrito por un científico que ganó un Premio Nobel parece tan creíble como un artículo escrito por un tipo en calzoncillos en un sótano, o peor. O algo escrito por los hermanos Koch. La gente ya no habla entre sí; cada uno ocupa su propia esfera. Y en una era de Internet, donde todavía valoramos la libertad de prensa y no queremos censurar Internet, es un problema difícil de resolver. Creo que es un problema que requiere que aquellos que controlan estos medios piensen con cuidado acerca de sus responsabilidades, y que piensen si hay maneras de crear una mejor conversación. Requiere una mayor educación civil entre nuestros hijos, para que puedan distinguir entre lo que es verdad y lo que no. Va a requerir que aquellos a los que nos preocupan las causas progresistas entendamos cómo atraer más ojos y seamos más interesantes y más entretenidos y más convincentes.

¿Quizás la industria de las noticias y los diarios, que está siendo destruida por Facebook, necesita un subsidio para mantener la libertad de prensa?

El desafío es que la tecnología se mueve tan rápido que no es tanto una cuestión de los medios tradicionales perdiendo dinero. The New York Times sigue haciendo dinero. A NPR le va bien. Sí, es sin fines de lucro, pero tiene un público cada vez mayor. El problema es la segmentación. Estábamos hablando de la cuestión de un país dividido. El buen periodismo sigue existiendo. Hay un gran trabajo en ROLLING STONE. El desafío es que la gente recibe 100 visiones diferentes del mundo de 100 medios diferentes, o de miles, y eso produce divisiones. Está haciendo que la gente exagere o diga las cosas más controversiales, o traficando los insultos o mentiras más viles, porque eso atrae. Y si vamos a resolver esto, no es simplemente subsidiando o ayudando a los medios tradicionales. Va a ser pensando cómo organizarnos en un mundo virtual como nos organizamos en el real. Necesitamos modelos nuevos.

¿Qué momentos íntimos tuvo que definen sus últimos ocho años?

Oh, bueno, hubo momentos famosos, como cuando yo caminaba por la galería y escuchaba los cánticos de "USA" después de matar a Bin Laden, o cuando estuve en el Balcón Truman con mi staff más joven después de que se aprobara la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible. Hubo momentos simplemente sentado en el Salón de los Tratados leyendo cartas de gente que tiene una historia que contar, un veterano que no recibe los servicios que necesita, un joven del DREAM Act [la ley de fomento para el progreso, apoyo y educación para menores extranjeros] que describe cómo consiguió un título y está enseñando en la escuela a la que fue. Esas cosas te conmueven profundamente.

Pero creo que lo que más voy a extrañar de este lugar, lo que me emociona y me pone sentimental -y trato de no ponerme muy nostálgico, porque todavía tengo mucho trabajo que hacer- es el equipo que armamos acá. La cantidad de jóvenes en este lugar es tan impresionante. Nadie fuera de la Casa Blanca necesariamente sabe quién es Brian, debe tener 35, 27, algo así. Es nuestro jefe adjunto de políticas. El orquestó el Acuerdo de París, el Acuerdo de Hidrofluorocarbones, el Acuerdo de Aviación, quizás ayudó a salvar el planeta, y lo está haciendo mientras tiene dos bebés en casa. No podría ser mejor persona. Y hay gente como él en esta administración. Lo que me llevo de esta experiencia es ellos: ver cómo trabajan juntos, ver los compromisos que hicieron con los asuntos que nos importan.

¿Cree que Michelle debería postularse a un cargo?

Michelle nunca lo va a hacer. Es la persona más talentosa que yo conozca. Podés ver la increíble resonancia que tiene con la gente. Pero yo siempre digo en broma que ella es demasiado sensata como para meterse en política.

¿Qué consejo tiene para Trump?

Bueno, voy a tener la oportunidad de hablar con él mañana, y creo que lo más importante que le voy a decir es, número uno: no importa cómo haya sido tu campaña, en cuanto empieza tu mandato, sos parte de un legado que se remonta a los primeros revolucionarios. Y hay que cuidar este maravilloso experimento de democracia. Así que más allá de cualquier asunto particular, el presidente necesita reconocer que esto no se trata de vos. No se trata de tu poder, tu posición, los beneficios. Se trata de esta cosa maravillosa que heredamos y que queremos que siga. Y, al menos para mí, eso significa rodearse de gente buena, pasar tiempo aprendiendo y entendiendo lo que son estos asuntos, porque realmente tienen un impacto en la gente. No son juegos. Y que hay que tomar las decisiones que creés que son correctas para el pueblo americano; incluso si no son populares, incluso si no son oportunas. Y la satisfacción que recibís de eso es que cuando dejes este lugar, podés sentir que fuiste fiel a este privilegio inmenso y a la responsabilidad que se te otorgó.

¿Cree que el peso de la historia lo va a limitar hasta cierto punto?

Creo que sentarte en este escritorio es una experiencia aleccionadora, y que va a tener un impacto en él, como en cualquier otro presidente. Pero creo que la limitación más importante para cualquier presidente es el propio pueblo, una ciudadanía informada y activa y participativa y comprometida. Y eso es algo que, a mi manera, voy a tratar de seguir transmitiendo por el resto de mi vida.

Jann S. Wenner

CIUDAD FM

CANAL 12

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