Britney Spears – Glory
RCA/Sony – Tres estrellas y media
Si hay un momento que resume el fantástico disco nuevo de Britney Spears es "Clumsy", un latido electro minimal con claps digitales y esos gemidos perversos típicos de Britney. La tensión crece hasta que ella traga un "ooops!" y se desploma sobre un muro de distorsión de sintetizadores. Pero luego salta y se sube al ritmo con su carácter excesivo intacto: es un tema de Britney perfecto, hecho y rehecho en tres minutos. Ooops, lo hizo otra vez.
El álbum alcanza el nivel creativo de la trilogía Blackout/Circus/Femme Fatale, en la que Britney combinó los sueños disco de su juventud, los chillidos sintetizados de madre fiestera y un programa electrónico extremista que resultó ser altamente influyente. Pero Glory supera a estos discos en términos de la vivacidad de su humor: Britney no juega de manera tan inteligente con sus voces desde la época de "Toxic". El sonido de Revival, el clásico instantáneo de Selena Gomez de 2015, está por todo este disco, y tiene sentido. Pero la pieza conceptualmente más central es "Private Show", que señala la paradoja que hay en el corazón de la fama de Brit: nunca sabremos lo que hay detrás de las cortinas, porque éstas nunca se cierran.
Rob Sheffield
