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Cuando Ampascachi era de Alfried Krupp, un magnate del imperio industrial alemán

Salta | Relatos de Salta Cuando Ampascachi era de Alfried Krupp, un magnate del imperio industrial alemán

15 de enero 2017 – 00:06 En enero de 1967 Alfried Krupp ofreció una recepción, luego de casi 15 años de ser dueño de una finca en Salta.

Luis Borelli

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{[ caption ]}{[copyright]} {[ caption ]}{[copyright]} {[ caption ]}{[copyright]} {[ content ]} {[ caption ]}{[copyright]} {[ caption ]}{[copyright]} {[ titulo ]} {[ epigrafe ]} {[ copyright ]} En enero de 1967, arribó a Salta uno de los empresarios alemanes más polémicos del siglo veinte. Era nada menos que Alfried Krupp von Bohlen und Halbach, miembro de la familia que desde 1811, era dueña de fábricas siderúrgicas y de armas pesadas, ubicadas en la región industrial del Rin. Una familia que había sabido sortear y sacar ventajas económicas de las vicisitudes de al menos tres grandes guerras europeas: la franco prusiana de 1870, y las dos mundiales del siglo XX.Alfried Krupp había nacido en Essen en 1907 y en 1942, a los 35 años de edad, y en plena contienda mundial, debió hacerse cargo del emporio que había creado Alfred Krupp, y luego desarrollado su padre, Gustav Krupp von Bohlen. ¿Y que hacía en Salta este noble descendiente del Rey del Acero y del Rey del Cañón? Sencillo, desde 1953, aproximadamente, había adoptado la "ciudadanía salteña" al adquirir las 37 mil hectáreas (otros dicen 49 mil) de la finca Ampascachi, La Viña; inmueble que años antes fuera de don Normando Zúñiga La Mata. Y por supuesto, no era la primera vez que Krupp llegaba a Salta. Lo hacía periódicamente desde que había adquirido Ampascachi, finca que quería transformar en un establecimiento agroganadero modelo.

Gran recepción

Y si bien Krupp, siempre había conservado en Salta un perfil bajo, en esta oportunidad cambió de actitud. Y así fue que resolvió ofrecer un inolvidable almuerzo criollo en la sala de Ampascachi. De ella participaron, el domingo 22 de enero de 1967, más de 600 personas, de las cuales 400 eran empleados y obreros de la finca con sus respectivas familias, y el resto, autoridades nacionales, los gobernadores de Salta y Jujuy, representantes del comercio, banca, industria, producción, gremios y prensa. Fue una verdadera fiesta de campo, donde el industrial alemán agasajó a sus invitados con diversos platos regionales elaborados por criollos de su finca. Al final, desfile artístico de conjuntos folclóricos de canto y baile. Para destacar: la emotiva recepción dada por Alfried Krupp a los gauchos del fortín de Coronel Moldes. Muy emocionado, los saludó personalmente, uno por uno.

Experiencia poco común

Uno de los periodistas que participó de aquella y recordada recepción, escribió estas líneas: "Tener como anfitrión al magnate de un imperio industrial; ser su invitado; compartir su mesa; participar al menos por unas horas del cúmulo de experiencias que nutren su agitada vida, es una experiencia poco común en la vida periodística. Mucho más en este caso en que la presencia de Alfried Krupp, propietario de un importante establecimiento de campo en Ampascachi, se encuentra rodeado de leyendas. Quizá su propia existencia sea motivo de suficiente leyenda, porque no están exento de ellas quienes hoy están en un país, mañana en otro, manejando intereses y fortunas que superan los límites de nuestra imaginación".

Movilización periodística

"Una invitación especial -continua el cronista- enviada a nuestro director don Roberto Romero y al presidente de CORTESA, doctor Francisco Uriburu Michel, movilizó el equipo de El Tribuno integrado por César Rovega, Luis Plaza y Angel Longarte, más la compañía de Raúl "Socotroco" Racciopi. En Ampascachi, ahora con equipos de radiocomunicaciones, teletipo y televisión, aguardaban el dueño de casa, don Alfried Krupp, el ingeniero Francisco Pirker y don Horacio Dickson.
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