El procedimiento tuvo lugar ayer a las 7:20 de la mañana, cuando un móvil de la Policía de la Provincia de Salta, perteneciente a una unidad especial de investigaciones de Salvador Mazza, arribó al control federal. El vehículo, un móvil policial blanco con carrocería número 1843 y dominio AB447IP, era conducido por un oficial de policía acompañado por un cabo.
Al detenerse el móvil en el control, un hombre con uniforme de la policía de Salta saltó desde la caja del vehículo hacia la cinta asfáltica y se dio a la fuga hacia la zona boscosa adyacente. Los efectivos de Gendarmería Nacional persiguieron al individuo, quien repelió la persecución realizando varios disparos, aunque afortunadamente ninguno impactó en los gendarmes.
Tras este incidente, los gendarmes rodearon el móvil policial y detuvieron a los dos policías que se encontraban visiblemente nerviosos. En la revisión del vehículo, se encontraron 8 bolsas plásticas de color azul, que contenían aproximadamente 40 ladrillos de cocaína envueltos con cintas de color ocre. Los gendarmes, con el apoyo de canes detectores de droga, aseguraron el área mientras se impedía el paso de automovilistas por el lugar.
Una hora más tarde, el móvil y los dos policías, bajo fuerte custodia, fueron trasladados a la base del Escuadrón 54 en Aguaray. Allí, el comisario mayor Raúl Liendro, jefe de la Unidad Regional N° 4 de la Policía de la Provincia, fue informado por el titular del escuadrón de Gendarmería sobre el procedimiento y la incautación de uno de los mayores cargamentos de droga de los últimos tiempos.
Los policías detenidos fueron identificados por las iniciales A.B. y M.P., mientras que el tercer efectivo, aún prófugo, también prestaba servicios en el Grupo de Intervención Conjunta de Salvador Mazza, creado para investigar delitos complejos como el narcotráfico en la frontera.
La Fiscalía y el Juzgado Federal de Orán están a cargo de las actuaciones. Hasta el cierre de esta edición, no se conocía el paradero del tercer policía prófugo. Fuentes señalan que la millonaria incautación, (valuada en aproximadamente 10 mil dólares por kilogramo en la zona de frontera), podría haber sido fruto de meses de investigación, aunque otras versiones sugieren que se trató de un hecho fortuito, desencadenado por la huida del policía desde la caja del móvil.