"El Tordo no tiene vanidad", dice Walas en un recreo de los ensayos para la presentación del octavo disco de Massacre, Biblia ovni, el 20 de agosto en Museum. Se refiere a Pablo Mondello, el histórico guitarrista de la banda (lo de Tordo es por su profesión: psiquiatra). "Eso es importantísimo", sigue, "porque la parte egoica la pongo yo".
Amigos desde la secundaria en el Colegio Mariano Moreno, esta dupla creativa siempre funcionó desde la simbiosis: uno tenía lo que al otro le falta. "Cuando éramos adolescentes, yo no conocía nada de lo que escuchaba él", dice el Tordo sobre el hardcore que le fascinaba a Walas. "Sin embargo, él entendió perfectamente mi parte más sofisticada, que venía del rock sinfónico." En ese choque de influencias y personalidades, Massacre encontró un estilo particular que conjuga el virtuosismo y el minimalismo, la psicodelia y el punk. Y en 30 años de banda, ha sido clave que cada uno entendiera cuál era su lugar. "Una vez Walas me dijo algo que es muy cierto", termina el Tordo. "Sin él, yo sería un genio de laboratorio, pero no me conocería nadie. Y sin mí, él sería apenas una foto."
Por Lucas Garófalo