"Yo creo que Diosito y El Bicho podrían ser primos", dice Nicolás Furtado sobre el presidiario díscolo de sonrisa partida de El marginal y el cuartetero mujeriego de pelo violeta de Educando a Nina -un homenaje a Rodrigo que adquirió vida propia-. Son dos personajes robaescenas que algunos días lo tienen superpuesto en el prime time y, ahora que Netflix adquirió los derechos para el drama carcelario de Underground, en un ascenso inesperado.
Hace cinco años, a los 23, estaba a sala casi vacía haciendo La gaviota de Chéjov en su Montevideo natal, viendo cómo un actor con presencia televisiva llenaba el teatro de al lado. "En parte, mis bolos en tele empezaron por querer agotar una función. Como actor me gusta mezclar lo artístico y lo comercial", dice.
Entre el azar y el esfuerzo calculado, terminó en Buenos Aires probándose en papeles chicos en Dulce amor y Somos familia. Arrancó 2015 sin grandes ofertas y se llenó de trabajo en el off, con cinco obras en el año. Hasta que en septiembre apareció una oportunidad de peso: una audición para El marginal. "Pensé: '¿Y ahora cómo me destaco?'. Me corté el pelo bien cortito, viajé a Uruguay a buscar una prótesis de dientes rotos que tenía de una película y fui así." Llegó al casting mezclado como uno más de los pibes sin experiencia que dan con el physique du rôle tumbero. "No sabían si era actor o no. Después me investigaron." Nicolás y su prótesis tuvieron su callback y la propuesta de un papel más grande. "Diosito fue como un premio al esfuerzo de todo ese año. Es un personaje con complejidades tan delicadas. No es de una forma u otra: es muchas cosas a la vez", reflexiona. Entre las escenas de violencia y sexo grupal con Juan Minujin y sus jugueteos ATP con Griselda Siciliani en Nina, Furtado tiene el material y la plataforma para mostrar su alto rango: "Me gusta jugar entre la comedia y el drama, incluso en el mismo personaje". Tiene deseos de concretar un unipersonal que viene tramitando hace tiempo, pero, con la posible segunda temporada de El marginal sobrevolando, puede que eso quede postergado un poco más. "La verdad es que estaría buenísimo."
