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El represor que murió dos veces

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El represor que murió dos veces

Por Miriam Lewin | Le decían Gastón, aunque los demás había elegido nombres de animales como Delfín, Tigre, Pingüino o Puma. Era la manera de los represores del grupo de tareas de la ESMA de ocultar sus identidades.

Miriam Lewin TN.com.ar Todo Noticias

El capitán de navío Jorge Vildoza murió en Sudáfrica tras permanecer 25 años prófugo de la Justicia argentina. Adolfo Scilingo, el marino que confesó haber participado en los vuelos de la muerte, lo acusó de haberlos coordinado y comandado. Durante la Guerra de Malvinas, tuvo a su cargo la escuadrilla que incluía, entre otros, los mismos aviones Electra usados para arrojar detenidos desaparecidos adormilados con pentotal al mar.

Se apropió del hijo de Cecilia Viñas, una secuestrada que dio a luz en cautiverio, en 1977. La chica se comunicó telefónicamente con su familia siete años después. Creía que su bebé había sido entregado a la abuela. Su voz desesperada pidiendo que encontraran al chico quedó registrada en una grabación. Fue la última vez que se supo de ella. Su destino es tal vez, uno de los misterios más tenebrosos de la dictadura.

Pero cuando Cecilia discó el número de su familia, seguramente en un descuido de sus captores, el apropiador de su hijo y su mujer ya habían fugado del país. Vildoza era el prófugo más antiguo de la causa ESMA. Desde 1984, se ignoraba su destino.

En 1998, Javier, el hijo que Vildoza había robado, comprobó gracias a una prueba de ADN y de las Abuelas de Plaza de Mayo, que era hijo del matrimonio desaparecido Penino Viñas. Pero nada dijo de sus apropiadores.

La mujer de Vildoza, Ana María Grimaldos, fue detenida en el 2012 cuando intentaba entrar a la Argentina con documentos falsos. La condenaron a seis años de prisión. De su marido, dijo que había muerto en Sudáfrica, en el 2005, y que su cuerpo había sido cremado. La Justicia no creyó la versión de la viuda, y Vildoza continuó figurando entre los prófugos buscados por Interpol.

Finalmente, la comparación hecha de las huellas dactilares de Vildoza con las de un muerto en Sudáfrica de nombre Roberto Sedano dio positivo. El juez federal Sergio Torres todavía no considera suficiente la información para frenar la búsqueda del represor, y prefiere la cautela. Tiene razones para desconfiar. En Sudáfrica también había muerto, en circunstancias dudosas, el director de la ESMA, vicealmirante Rubén Chamorro. Lo habían velado a cajón cerrado, y organismos de derechos humanos y sobrevivientes estaban convencidos de que se trataba de un ardid para eludir la condena y la cárcel.

Pedro Salvia y Roberto González, también miembros del grupo de tareas prófugos, fueron localizados en julio del 2015 en Brasil. Vivían juntos y tenían identidades falsas, González fue extraditado, pero Salvia ya no tendría que enfrentar un tribunal. Había muerto hacía pocos días.

Falta confirmar si Vildoza corrió el mismo destino, o todavía intenta llevar la vida de un inofensivo anciano de 86 años en algún lugar del planeta.

LOS AVIONES DE LOS VUELOS DE LA MUERTE

En 2012, Telenoche Investiga localizó las aeronaves que llevaron y tiraron al mar a los detenidos-desaparecidos de la dictadura. Lo hizo a partir de datos provenientes de las declaraciones de Adolfo Scilingo, que mencionaba los modelos.

Dentro de uno de los aparatos, encontraron información fundamental que condujo a la identificación y detención de los pilotos.

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