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Hacinados, sin trabajo y sin poder estudiar: cómo viven los presos en las cárceles de Buenos Aires

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Hacinados, sin trabajo y sin poder estudiar: cómo viven los presos en las cárceles de Buenos Aires

Tras la reforma del Servicio Penitenciario que impulsó María Eugenia Vidal, Daniel Malnatti recorrió varios penales de la provincia. El testimonio de los reclusos.

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“Salí y volví a entrar tres veces de la cárcel. Encontrar un trabajo me hubiera servido para poder sustentar a mi familia y no volver acá. En un sitio que está superpoblado no hay trabajo para todos. Qué se va a hacer, hay que adaptarse”. El testimonio de este preso de 66 años de la Unidad Penitenciaria n°23 de Florencio Varela es igual al de muchos reclusos. Pasan sus días en pabellones hacinados, donde los talleres de oficio apenas funcionan y la matrícula para estudiar tiene una lista de espera larguísima.

La reforma en el Sistema Penitenciario que impulsó la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, no es casual. La prisiones de la Provincia están lejos de cumplir el objetivo de reinsertar a los reclusos. Daniel Malnatti recorrió varias cárceles y se encontró con predios que, según los propios presos, son verdaderas fábricas de delincuentes.

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El director de la cárcel de Olmos, Hugo Piedrabuena, contó a Telenoche que la falta de vacantes en la escuela es uno de los factores que trae aparejado el hacinamiento. En ese penal hay más de 2.800 reclusos y, además de que faltan aulas, los talleres de trabajo sólo funcionan al 10% de su capacidad. “Te volvés loco porque no tenés nada que hacer. Algunos se quedan todo el día en el pabellón y están en contacto con otra gente para aprender otro tipo de delincuencia”, contó un preso.

El panorama en la cárcel de mujeres de Los Hornos no es muy distinto. Hay un taller de costura casi en desuso y una cocina donde se fabricaban mermeladas que dejó de funcionar hace 5 años. Las presas sienten impotencia. “Cometí un homicidio, estoy muy arrepentida, pero tampoco es saludable tenerme acá sin hacer nada”, dijo una mujer.

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La Unidad Penitenciaria n°23 de Florencio Varela tiene un excedente de 500 internos, según informó su director, Fernando Pirali. El policía contó que este año quedaron 22 presos sin poder estudiar. “No todos pueden estudiar ni trabajar. Los talleres están, pero se explotan un 20%”, señaló. “Sin duda la cárcel es una escuela de delincuentes. Hay gente que tiene experiencia en delinquir y no puede trabajar ni desarrollar un proyecto. Se arma un círculo vicioso”, concluyó un preso.

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