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La agenda del pasado todavía configura la actualidad de la política
Carlos Pagni│Desde el Gobierno intentan instalar temas pero no lo logran: la herencia del kirchnerismo es más visible.
Carlos Pagni Columnista Todo Noticias
El presidente terminó su viaja a China, que importa desde muchas perspectivas. Tanto para la visión del exterior, como para la visión del interior. El gran mérito en el cual Mauricio Macri puede apalancarse en la visión externa de la Argentina es que representa un cambio, no solo en la peripecia argentina, sino en el anticipo de lo que podría ser un nuevo ciclo.
Existe la sensación de que hay algo que se está agotando en la región, por diferentes procesos que viven sus países.
La situación de Venezuela es crítica. Maduro denunció un autogolpe y ordenó que se anule todo lo que ordene la Asamblea Nacional: enfrenta un conflicto de poderes y una gran crisis estructural; en el caso de Brasil, se inició otra etapa que parecía que iba a cerrar la incertidumbre de la anterior, pero en la que aparecen otras situaciones: hay fisuras en la base parlamentaria de Michel Temer, que le podrían complicar el control de la inflación; por el lado de Colombia, el gobierno de Santos llegó a un plebiscito por las FARC con un baja preferencia de la gente en su imagen.
Macri aparece en este entorno como una especie de "mosca blanca": los buenos números de su figura hacen prever el comienzo de un movimiento diferente en América. Hoy es más importante la contradicción de Macri con la herencia que dejó el kirchnerismo, que lo que significa su propia gestión. Desde el Gobierno intentan instalar temas pero no lo logran: la herencia es más visible.
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Si uno aleja el zoom de la lupa, los números de la inflación de agosto empiezan a ser un punto central de lo que tanto se habló en la campaña. Pareciera que el gobierno empieza a doblegar este flagelo que afecto los últimos 5 años. Pero esto no termina de ser visible, ni lo pueden aprovechar desde el Ejecutivo, porque siguen atrapados en el tema de las tarifas. Ahora vienen las audiencias, que se convirtieron en un escenario político ineludible.
Estos temas de gestión quedan eclipsados por la cuestión del pasado reciente y la herencia recibida. Esto también roza el viaje a China. No hace falta explicar su importancia de la gira: China es una de las grandes potencias que existen. Para la región, este país tiene una preponderancia creciente.
La relación con China también tiene que ver con una herencia. La visita a China hizo que el Gobierno descubriera la adulteración de las estadísticas de su antecesor. Si comparan los números de las importaciones y exportaciones entre China y Argentina, los datos de unos y otros no coinciden. El kirchnerismo tapó la caída de las exportaciones durante la última parte de su mandato, algo que llevó al cepo.
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No es la única zona donde la herencia del kirchnerismo toca a intereses chinos. La licitación de las dos mega represas de Santa Cruz fueron tramitadas en una licitación muy adulterada. En el expediente de estas represas está el hecho de corrupción más grave desde el punto de vista jurídico que puede comprometer a la expresidenta.
Macri está complicado para revisar este negocio porque si lo hace, entra en conflicto con una potencia que viene financiando a la Argentina y sosteniendo las reservas, como hizo en diciembre de 2015 con aquel swap de monedas.
La atadura de la agenda pública de la Argentina del pasado configura la actualidad de la política. Una de las características que le imprime esta tendencia es el gran protagonismo del Poder Judicial. Esto es un problema porque la política nunca funciona bien cuando sucede esto y sobre todo, teniendo en cuenta que el sistema judicial federal, está plagado de corrupción.
Lo más importante de toda esta configuración es que el eje de la Argentina actual es cambio o continuidad. Cuando Marcos Peña habla, se refiere al cambio como si fuera una persona. ¿Qué va a pasar el año que viene? ¿Se empezará a evaluar el presente? ¿O seguirá la polémica por el pasado? ¿Se va a plebiscitar la nueva gestión del macrismo?
*Texto basado en la columna de Carlos Pagni en Odisea Argentina
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