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La odisea de R&B onírico de Frank Ocean

Ciudad FM

Frank Ocean – Blonde

Boys Don't Cry – Cuatro estrellas

Incluso antes de que Frank Ocean desapareciera durante casi cuatro años, haciendo que nos preguntáramos cuándo -si es que lo hacía- iba a juntar fuerzas para entregar un sucesor de su fantástico debut de 2012, Channel Orange, este erudito del R&B de vanguardia nacido en Nueva Orleans y residente de L.A. ya era una de las figuras más huidizas de la música. Se había hecho famoso, después de todo, desafiando las reglas establecidas en cuanto a los géneros musicales y la sexualidad. Así que tiene todo el sentido del mundo que el camino hacia su segundo disco se haya desarrollado como una serie de interrogantes, acertijos y guiños cómplices. A fines de agosto, tras postergar varias veces la fecha de lanzamiento del álbum, apareció un video despojado de Ocean construyendo una escalera en su sitio web. A eso lo siguió un disco visual onírico (Endless) y una tienda sorpresa en la que los fans podían comprar un fanzine que traía un CD con el sucesor de Channel Orange, titulado Blonde.

Sorprendentemente, la espera valió la pena. En el apropiadamente volado Blonde (escrito como "blond" en la tapa del disco), el mareo es una sensación común. El disco es oblicuo, ardiente y directo, desolado, gracioso, disonante y espléndido: una maravilla vertiginosa de pop psicodélico en la era digital. En el simple principal, "Nikes", Ocean envuelve su voz en una distorsión atontada y, en el espacio entre dos frases, pivotea entre el alarde de un amante duro ("Si querés pija, contá conmigo") y el dolor por la muerte de Trayvon Martin ("Ese nigga se parecía a mí"). El ánimo general oscila así, de liviano a oscuro, de exultante a sombrío, como si siguiera una lógica bizarra sólo disponible para Ocean, y logrando sin embargo una gran amplitud.

Las referencias a estados alterados reaparecen, y abundan las canciones de amores poco convencionales; vean "Pink + White", en la que Ocean protege recuerdos íntimos con abstracciones inescrutables: "Después de un huracán/La piel oscura como una sombra de verano/Una caída en las líneas de la inundación/Una torre enorme de cajones de leche". La música es más despojada que en Channel Orange, pero de todos modos audaz. Las canciones cambian sutilmente de forma, y rara vez terminan en el lugar en el que empezaron. En la destacada "Nights", un arreglo de guitarra soleada fluye hacia unos teclados brillantes, que a su vez se transforman en una sección de piano, momento en el cual Ocean se lanza a un rapeo cantarín que evoca a Drake en su hábil carácter anfibio. Ocean trabaja en un dialecto de pop negro, pero esto es R&B -una etiqueta que lo incomoda- sólo en su sentido más elástico.

Channel Orange hizo historia con canciones de amor notablemente personales dirigidas a hombres. Aquí, Ocean mantiene el rango de sus deseos en una ambigüedad provocadora. "Ya no salgo con perras, pero tu perra es mi excepción", canta en "Futura Free". Hay algo radical en ello, y reafirma la mayor virtud de Ocean: se niega a que lo etiqueten.

Jonah Weiner

CIUDAD FM

CANAL 12

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