"Me interesa pensar por qué siempre parezco ser la que toca el botón", dice M.I.A. "Todo el mundo sabe que tocar el botón está mal. Tocás un botón y te castigan." Es una bella mañana de julio, y está tomando café en el Hyde Park de Londres, vestida con un suéter verde que combina con anteojos verde oscuro. Es, de casualidad, su cumpleaños número 41, pero M.I.A., nacida como Mathangi Arulpragasam y apodada Maya, dice que no le importan los cumpleaños. En su lugar, lo que hay en su cabeza es la pregunta por su capacidad aparentemente interminable de causar problemas.
En los últimos años, M.I.A. logró enojar tanto a la NFL (que la demandó por 16,6 millones de dólares por hacer el gesto de "fuck you" cuando fue invitada de Madonna en el show del entretiempo del Super Bowl de 2012; el caso se arregló por una cifra que no fue revelada) y al Departamento de Estado americano, que en este momento le niega la visa para entrar al país. Maya, nacida en Londres de padres de Sri Lanka, tiene un hijo de 7 años, Ikhyd, cuyo padre -el ex de Maya- es Benjamin Bronfman, el empresario y ambientalista norteamericano. Y aun así, ella no puede conseguir una visa, muy probablemente porque fue catalogada, en el pasado, como una defensora de los Tigres del Tamil, un grupo separatista de Sri Lanka que Estados Unidos dice que es una organización terrorista. (Maya niega haber apoyado a los Tigres, aunque ha sido una defensora declarada de la minoría oprimida de los tamiles en Sri Lanka.) "Nunca te dicen 'no', ni te dicen 'sí'", dice acerca del proceso de la visa. "Sólo dicen que me están investigando."
En abril, M.I.A. fue blanco de críticas por comentarios que fueron percibidos como despectivos hacia Black Lives Matter y, quizás más problemáticamente para M.I.A., también hacia Beyoncé. "Es interesante que en Estados Unidos el problema del que se puede hablar sea Black Lives Matter", le dijo a Evening Standard. "¿Beyoncé o Kendrick Lamar van a decir Muslim Lives Matter o Syrian Lives Matter?" Maya después aclaró su posición: "Mi crítica no era a Beyoncé", dijo en un tweet. "Es cómo podés decir A y no B, ahora en 2016." Pero después de la controversia, M.I.A. perdió su lugar encabezando el festival Afropunk que tendrá lugar en Londres.
Ahora, Maya, tras sacar su nuevo disco, AIM, quiere retirarse de la industria de la música. "Estoy más cansada que la mierda, y quiero retirarme y criar a mi hijo", dice. Si éste es en verdad su último disco, se está retirando con un cambio bastante pronunciado. AIM es más liviano, más lleno de aire y menos abiertamente político que aquellos por los cuales es más conocida; Maya lo llama su "disco más positivo. No hay ninguno de los temas candentes: no está el racismo, no hay cosas de género ni política. Va a ser un viaje interesante para mí, un despliegue de amor". Sonríe. "Me estoy esforzando por no sonar como Madonna." Blaqstarr, su amigo y productor frecuente, dice que Maya tiene un costado más suave que el público rara vez puede ver. "[La ven como] muy La Femme Nikita", dice. "Pero debajo de esa armadura hay una necesidad de ser una figura materna."
Aparentemente, Maya se reconcilió con su ex novio y antiguo colaborador Diplo, con quien muchas veces intercambiaron dardos en la prensa. El año pasado, poco tiempo después de decir que era "controlador" y que "no ve la hora de ser el mejor amigo de Taylor Swift", posteó una foto en la que abraza al productor, quien incluso remixó una canción para AIM.
Aun así, Maya sabe que siempre habrá botones esperando que los presione. "Incluso si te dijera: 'Me voy a quedar en este parque y construirme una pequeña carpa y vivir acá como una yogui durante 30 años', no podría", dice. "¡Todo el puto tiempo termino en el ojo de la tormenta! No sé cómo hago. Estoy lidiando con eso ahora. ¿Por qué, por qué, por qué? Voy a tener que cambiar mi vida en serio para saber la respuesta."
Al principio de la carrera de M.I.A., su actitud rebelde quizás era su recurso más importante. "Era el 'eje del mal' y bla, bla, bla", dice acerca de su ascenso a la fama a principios de los 2000. "Esa es la razón por la que me destacaba, porque no tenía miedo." Irrumpió en la escena en 2005 con Arular, que tenía un sonido de hip-hop global y una sensibilidad que conectaba las luchas de los jóvenes en Compton con pueblos oprimidos en países en desarrollo. Creativamente, sus descendientes directos son estrellas de pop subversivo como Grimes y Santigold, pero en un sentido más amplio, ella ayudó a generar el momento actual de activismo pop, abriendo el camino para todo, desde el feminismo sin remordimientos de Nicki Minaj hasta "Formation", de Beyoncé. "No soy la persona que gana miles de millones de dólares hablando de la opresión", dice. "Soy la que rompe el hielo, y vos venís después y capitalizás esa mierda."
M.I.A. grabó su segundo disco, Kala, de 2007, mientras estaba esencialmente a la fuga. Había planeado trabajar sobre todo con Timbaland en Estados Unidos, pero problemas con la visa la forzaron a trabajar con productores en lugares como India, Angola y Australia. De este caos de trotamundos salió un éxito sorpresivo: "Paper Planes", un dardo a los occidentales temerosos de los inmigrantes que M.I.A. co-compuso con Diplo. Llegó al puesto cuatro en el Hot 100, con la ayuda de haber aparecido en el film Slumdog Millionaire de Danny Boyle, y en el tráiler de Pineapple Express, la comedia de Seth Rogen y James Franco.
En aquella época, Maya se separó de Diplo y conoció a Bronfman, cuya familia dirigía Seagram Co., y cuyo padre, Edgar Bronfman Jr., había sido CEO de Warner Music Group. M.I.A. fue nominada para un Oscar, salió de gira con Björk y compuso para Christina Aguilera. En febrero de 2009, estaba embarazada de nueve meses de Ikhyd, pero eso no le impidió que tocara con Jay Z, T.I., Lil Wayne y Kanye West en los Grammys de 2009. Parecía que la cantante y rapera estaba destinada a volverse una superestrella o, como dice ella, "una marca de superconglomerado. Tenía una plataforma enorme frente a mí, para ser como: 'Vas a ser el ícono de este puto milenio. Aceptalo'".
En su lugar, presionó el botón. Empezó a hablar acerca de lo que entonces parecían teorías conspirativas, como el modo en que Internet se había vuelto una herramienta para que los gobiernos espiaran a sus ciudadanos. Le dijo a la prensa que Google y Facebook habían sido desarrollados por la CIA y tweeteó que el presidente Obama debería devolver su Premio Nobel de la Paz. Cuando The New York Times publicó un perfil de M.I.A. -se podría decir que de manera injusta- en el que aparecía como una hipócrita que decía representar a los menos privilegiados mientras vivía con el hijo de un multimillonario, ella respondió tweeteando el teléfono del periodista y publicando sus propias grabaciones de la entrevista. Su siguiente disco, Maya, de 2010, era brillante pero áspero, lleno de beats industriales y ruido electro-punk. Para el primer simple, "Born Free", M.I.A. hizo un video en el que le disparan en la cabeza a un niño pelirrojo y angelical.
Por momentos, dice Maya, parece como si "no sé lo que estoy diciendo, simplemente me sale y no puedo pararlo". Pero sí se acuerda lo que tenía en mente en la época de Maya: la guerra civil de Sri Lanka, que estaba alcanzando un final brutal. La familia de Maya pertenece a la minoría tamil; su padre era inicialmente parte de un grupo separatista, pero luego fue mediador de paz entre el gobierno y los Tigres del Tamil. "Mi familia, mi papá, empezaron una guerra que duró 35 años", dice M.I.A., quien a lo largo de su vida apenas ha visto a su padre. "Me puso muy triste cómo resultó todo para los tamiles. Y no tenía ayuda, y a nadie le importaba."
Maya llegó al puesto nueve en los rankings, y luego desapareció rápidamente del radar. Esta vez, no había hits sorpresa. "Me dijeron: 'Podrías haber sido Rihanna si te hubieras callado'", dice Maya, resumiendo la repercusión de "Paper Planes". "Y yo pensé: 'Bueno, tengo que ser sincera conmigo misma. Voy a salirme del juego'. Y lo hice."
"Me dijeron: 'Vos podrías haber sido Rihanna si te hubieras callado'. Yo pensé: 'Entonces me bajo del juego'."COMPARTILO
'No se como voy a hacer para hacer una entrevista", dice Maya. Es la mañana del día siguiente, y está sentada en un exclusivo lugar para desayunar, sintiéndose muy mal. Puede que a ella no le guste festejar su cumpleaños, pero a sus amigos les encanta. Anoche la llevaron a un restaurante peruano, donde tomó incontables tragos Tiger's Milk. "¡Así es, bitches!", grita, y levanta una mano con uñas fluorescentes luego de recordar el nombre del trago. Una parte de ella parece seguir en el bar.
Antes de salir anoche, dice, "pasó algo realmente hermoso". Activa su iPhone para exhibir una foto de un pájaro enorme que entró volando en su casa y todavía no se fue. "Iba a comer huevos, pero no quiero comer nada de un pájaro, por respeto", dice con solemnidad. Maya pide una tostada con palta y una ensalada de frutas, después se recuesta sobre el asiento y sonríe. "Ayer hice un FaceTime con mi hijo", empieza. Ikhyd está en Nueva York ahora. (Al parecer, Bronfman y ella comparten la custodia.) Cuando hablaron, ella le mostró el pájaro volando en su cuarto. "Y él me dijo: 'Deberías cocinarlo'." Se ríe con orgullo. "Me decía: '¿Qué estás esperando? ¡Acuchillalo y comételo!'."
No está claro cuándo se separó de Bronfman, pero para fines de 2010, se subió a un avión hacia Londres y nunca más volvió. "Tenía un bebé", recuerda. "Necesitaba a mi mamá." Fue una separación disputada: en 2013, Bronfman pidió una orden de restricción contra Maya para impedir que se llevara a Ikhyd al Reino Unido, lo cual sabemos porque ella decidió tweetearlo.
Ser la madre de un chico privilegiado fue raro para Maya, quien se mudó de Sri Lanka a Londres a los seis meses y se crió viendo a las fuerzas del orden golpear a su madre embarazada, entre otros horrores. Su primer instinto fue tratar de hacer que Ikhyd se volviera más duro recreando algunas circunstancias de su juventud. "Le daba pan con manteca por una semana, y él me decía: 'No tenés que comer así. Vos sos una estrella de pop'."
Ella considera que su hijo es un insider, de una manera que ella nunca pudo. Incluso en Sri Lanka, presumiblemente su país natal, nunca pudo ser "normal", dice. Gracias al activismo de su padre, siempre había un adversario en el medio. "Yo estaba en la familia políticamente más buscada. En cuanto nacés, te lo recuerdan: alguien te va a matar."
Cuando Maya tenía 10 años, sus hermanos y ella regresaron a Inglaterra con su madre. Como parte de una de las pocas familias de color en su edificio de viviendas públicas del sur de Londres, a Maya la escupían en la calle o la trataban como si fuera invisible. "No es ni siquiera racismo, va más allá", dice. "Sencillamente no estás ahí."
Maya me da un paseo en auto por el Este de Londres, donde pasó su adolescencia yendo a raves y saliendo con miembros de una pandilla bengalí. "Si hubiéramos venido acá cuando yo tenía 15", dice, y señala a la gente principalmente blanca, artística y adinerada que camina en este barrio recientemente gentrificado, "toda esta gente habría sido asesinada". Cuando era adolescente, Maya transformó su estatuto de outsider en un recurso. "Mi hermana y yo", dice, "íbamos a la comunidad jamaiquina, a la paquistaní, a la india. Cuando empecé a hacer música, yo pensaba: 'Sí, toda esta gente es importante, y es importante para mi historia'".
Desde que regresó a Londres, intentó mantenerse fuera del radar. Pocas veces la reconocen, dice, aunque algunos chicos en la escuela de Ikhyd esperan que se vea más como una estrella de pop. "Los chicos hablan sobre cómo me visto", dice. "O sea, si no estoy haciendo mi papel, ¡se quejan!"
Maya a veces habla sobre AIM como si hubiera grabado doce covers de "Kumbaya". Pero es cierto que el fuego de antes ahora está en un lugar más conciliador. Incluso en "Ola No Visa", ella insiste: "Soy una luchadora y una amante. No estoy buscando ningún drama". "Yo puedo predicar un montón de odio, y lo he hecho. Tengo todo el derecho", dice. "Pero es que. No puedo sostenerlo como algo concreto. Porque no es la verdad." Maya no quiere empoderar a aquellos que preferirían verla como una inmigrante peligrosa. "Los refugiados siguen sin tener un rostro, sin tener una voz", dice. "Siguen en el último peldaño de la escalera."
Maya no está segura de qué es lo que va a hacer después de que salga AIM. La semana después de vernos, se va a Grecia a trabajar con refugiados, y dice que quiere volver a hacer cine, que es lo que estudió en la escuela. A Maya le gustaría intentarlo una vez más con Estados Unidos. si puede regresar al país. "Para cuando me den [la visa], Trump va a estar en el poder", dice medio en broma.
De algún modo, lo que sea que pase con AIM va a estar bien. Nuestro paseo por el Este de Londres nos lleva cerca del centro de jóvenes Christ Church Spitalfields, donde Maya solía pasar tiempo cuando era adolescente. Allí, una vez un trabajador le dio una advertencia: "Me dijo: 'Tenés que salir de acá. Si te quedás con esto, vas a terminar en una vivienda social con seis hijos antes de cumplir los 21 años'". ¿Su respuesta? "'Eso suena fantástico. ¿Quién no querría eso? Yo podría estar muerta.'"
Lizzy Goodman.