Nick Cave & The Bad Seeds – Skeleton Tree
Bad Seed Ltd – Cuatro estrellas y media
El año pasado, mientras Nick Cave preparaba este disco, su hijo Arthur, de 15 años, murió al caer de un acantilado durante un mal viaje de ácido. Estas son las ocho canciones arrancadas a ese duelo. Hay teclados fríos, loops, el sonido drone de la depresión; a veces un piano cálido, ráfagas del violín de Warren Ellis, ruidos amenazantes como olas de invierno. Y, por sobre todo, la voz de Nick Cave, que cambió físicamente: ya no es teatral ni lúgubre, sino una voz que no puede más, incompleta. "Con mi voz te llamo", repite en "Jesus Alone", y parece un dios del mar pidiendo por su príncipe ahogado. La banda lo acompaña con sonidos cetáceos: enormes e implacables como el mar. Todo Skeleton Tree es crudo y lúcido; es terrible esa inteligencia en este desierto emocional. "Dijeron que nuestros sueños nos sobrevivirían pero mintieron", canta Cave en "Distant Sky", un ambient desgarrador. Se lo escucha irreconocible en "Girl in Amber": "Solía pensar que, cuando murieras, vagarías por el mundo hasta volver a la Tierra. Ya no creo eso", susurra con una rabia dolorosa, apenas disimulada. Cave se deja atravesar por su dolor, lo transforma, lo ofrece. El disco es extraordinariamente bello, pero ojalá no existiera: es demasiado alto el sacrificio para alcanzar esta torre de la canción.
Mariana Enriquez
