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Los fruticultores reclaman que el margen de ganancia no les alcanza para cubrir los costos de producción. Ya se tiraron 400 millones de kilos de comida en lo que va del año.
"Me siento mal porque voy a desaparecer como productor". La confesión de Edgar Artero, que produce manzanas en la zona de Alto Valle de Río Negro, no es exagerada. Con un precio de góndola de entre $30 y $50 el kilo, recibe solo $3 por cada kilo que vende. El hombre cuenta que, por la poca rentabilidad que tiene la fruticultura en esa provincia, este año se perdieron 400 millones de kilos de comida. Como una forma de protesta, este martes regalarán 10 mil kilos de peras y manzanas en Plaza de Mayo.
"Cuando viajo a Capital y veo el kilo de manzanas a $45 pienso que le están robando al consumidor y me están robando a mí", cuenta a Telenoche. Según denuncian los productores de la localidad rionegrina de Fernández Oro, el 50% de lo que paga un consumidor por una manzana se lo quedan los supermercados. Otro 25% se lo llevan los empacadores y un 15% se utiliza para cubrir los costos de logística y las comisiones de venta al mercado mayorista. El 10% restante es para los productores. Artero explica que, con esa ganancia, no llegan ni a cubrir los costos de producción.
El 50% de lo que un consumidor paga por una manzana va directamente a los supermercados.
Edgar camina por su chacra "que es lo mejor que hay" y habla con la impotencia de quien ve la comida pudrirse en el piso en un país donde se pasa hambre: "El kilo no tendría que valer más de $10. A estas manzanas las produje y no vale la pena que las coseche porque no nos pagan nada: cada una vale 40 centavos". En lo que va del año, 200 millones de kilos de manzanas verdes quedaron tiradas en esa zona.
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En Alto Valle de Río Negro, donde se cultiva la mayor cantidad de manzanas que se consumen en el país, desaparecieron al menos 3 mil pequeños productores en los últimos años; según contaron los dueños de los campos a Telenoche. Para poder sobrevivir en el rubro, los fruticultores reclaman una ganancia de al menos el 30% del valor del precio de la góndola.
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