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Qué dijeron las Carmelitas Descalzas sobre los elementos de tortura en el convento
Declararon las dos monjas y confirmaron que usaban cilicios y flagelos.
Dos mujeres que permanecieron entre diez y veinticinco años como internas del convento católico de las Carmelitas Descalzas, de Nogoyá, en donde se investigan casos de tortura, privación ilegítima de la libertad y reducción a servidumbre, declararon en la causa que lleva adelante el fiscal federal Federico Uriburu.
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Según voceros judiciales, las dos ex carmelitas comenzaron a declarar cerca de las 19 de este sábado y finalizaron pasada la una de la madrugada de hoy. En su declaración detallaron "la forma de vida dentro del convento" de Nogoyá y "ciertas actitudes de superiores" que formarán parte de la investigación, en tanto que confirmaron el uso de cilicios y flagelos, látigos de unos 40 centímetros con puntas.
El fiscal a cargo señaló que la causa investiga "los posibles delitos de privación ilegítima de la libertad agravada y reducción a servidumbre, además de posibles hechos de violencia". Si bien "ninguna de las religiosas que hay es menor y el ingreso es voluntario", en base a las declaraciones de las ex monjas "se investiga si fueron forzadas de alguna manera a permanecer encerradas, ya que las religiosas que estuvieron ahí y se fueron tienen otra visión", explicó.
En tanto, recordó que el médico policial constató que "no hubo casos de desnutrición, aunque el chequeo fue muy superficial y nada invasivo", debido a que el hábito religioso sólo deja ver las caras y las manos de las internas.
El allanamiento motivado por una denuncia periodística se realizó durante la madrugada y mañana del pasado jueves en el Monasterio de Carmelitas Descalzas ubicado en calle Illia 918 de Nogoyá, donde se hallaron elementos de tortura y autoflagelación como látigos y cilicios.
Al intentar ingresar personal policial y judicial, la superiora del lugar "resistió el ingreso de los funcionarios judiciales y policías que tras unos minutos lograron forzar la puerta" en tanto que al ingresar "no hubo necesidad de revisar cada cuarto porque se aportaron en forma voluntaria una cantidad de cilicios y látigos, pequeñas fustas de unos 40 centímetros", detalló Uriburu.
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Comentario de Beatriz Loubet
Todo Noticias Beatriz Loubet Desde ya que la Iglesia ha aprobado estas prácticas. Es hora de que las revisen, me gustaría que se pronunciaran más claramente las autoridades más altas
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Comentario de aceiturra
Todo Noticias aceiturra Si a una persona se le da la gana de flagelarse es tema de ella, siempre que sea desicion libre. Acaso van a hacer allanamientos a gente que gusta del sadomaso? Podemos verlo como delirio, pero es tema personal, si a las monjas les gusta fajarse (debe haber algo de placer sexual) cosa de ellas
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