Al parecer los daños se produjeron durante el fin de semana en el edificio escolar de la comunidad wichi del kilómetro 6 ubicado al este de Tartagal. Puertas, ventanas, vidrios, escritorios, bibliotecas, materiales pedagógicos; todo quedó esparcido dentro de la escuela Asamblea de Dios, pero lo más extraño es que mientras se producían los daños ningún vecinos ni miembro de esa comunidad escuchó o advirtió lo que estaba sucediendo en la escuela a la que concurren sus hijos.
La directora del establecimiento Emilce Roldán, expresó : «A las 7.30 de la mañana nos dimos con la triste novedad que habían violentado y roto los portones, robaron el manojo de llaves de los grados, robaron el televisor, mercadería, mesitas del Jardín de Infantes, ensuciaron todo, y el daño material que hacen es irrecuperable porque el daño fue hecho con saña. Para estas personas la escuela no tiene el más mínimo valor».
Fuente: El Tribuno