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‘The OA’: el detrás de escena de la misteriosa serie de Netflix

Foto: NEtflix

"Creo que después de morir, nos volvemos otra cosa", dice Zal Batmanglij. "La pregunta es: '¿Qué es eso?'."

"No hay forma de saber lo que pasa después de que te morís", dice Brit Marling. "Y estoy realmente contenta de quedarme en ese espacio de profundo desconocimiento."

El director y su cómplice y estrella dieron rienda suelta a su imaginación respecto a este tema cuando empezaron a trabajar en The OA, una fascinante serie de ciencia ficción que crearon juntos y que aparentemente trata sobre experiencias cercanas a la muerte. Está protagonizada por Marling, quien co-escribió la mayoría de los episodios, en el papel de Prairie Johnson, una mujer extraña que estuvo perdida durante casi diez años, y regresó a su casa después de sobrevivir a una caída desde un puente. Luego de que le diagnostiquen psicosis, ella quiere regresar a otra dimensión, y para eso se acerca a un grupo de inadaptados de una escuela secundaria local en busca de ayuda. Cada noche, les cuenta su historia fantástica a cuatro estudiantes y su profesor -la cual incluye haber sido secuestrada, que se le impidiera la muerte repetidas veces, atravesar dimensiones y obtener poderes sobrenaturales-, mientras les enseña a que la ayuden a atravesar dimensiones.

El programa de Netflix recibió críticas diversas, pero sus muchos cambios en la trama han cautivado a sus espectadores, curiosos de conocer el trasfondo de la serie. Resulta que los acontecimientos detrás de escena (esta nota está repleta de spoilers) son tan curiosos como los que se ven en pantalla.

Después de colaborar en The East, en 2013, y en Sound of My Voice, en 2011, tanto el director independiente como la actriz sabían que querían involucrarse en otro proyecto. No estaban seguros de cuál sería la historia exactamente -pero sabían cómo querían contarla. "Tenía que ser algo como lo que leés en una novela larga", dice Batmanglij, quien dirigió todos los episodios. "Como un buen libro de Ian McEwan o incluso Just Kids, de Patti Smith, aunque ese es un libro de no ficción. Así que, a diferencia de las historias largas de formato tradicional, no tenés a todos los personajes -ni al motor de la trama- en la primera hora."

"La manera que tuvimos de encarar la escritura fue: empezamos a contarnos historias oralmente el uno al otro", dice Marling. "Algunos días nos salían historias de corrido, y sentías como que las estabas canalizando. Si funciona -y tu compañero se entretiene, se ríe fuerte o se pone a llorar- ya sabés que tenés algo que se sostiene. Lo que funciona siempre lo recordás. Lo que no funciona tan bien se cae."

Lo que inventaron fue algo de muchas capas, y literalmente desperdigado en muchas direcciones. Además del extraño regreso de Johnson, ella les cuenta a sus nuevos amigos que se crió en Rusia pero se murió cuando un autobús se cayó de un puente; que en un reino hermoso y estrellado, más allá de la muerte, conoció a una "khatun" (por definición, una reina turca, pero quizás, en el amplio arco del programa, se trate de algo más), quien le hizo perder la vista y la devolvió al mundo. La envía a los Estados Unidos, donde la adoptan, pero se escapa para buscar a su padre ruso… y luego la secuestra un científico que investiga experiencias cercanas a la muerte, como la suya. Vive en una celda durante siete años y se hace amiga de otras personas que sobrevivieron a la muerte; después de sobrevivir a otro flirteo con la muerte, la khatun le devuelve la vista y le transmite el conocimiento de que ciertos movimientos coreográficos pueden restaurar la vida y conectar diferentes dimensiones.

Fue esa idea de la danza como pasaporte a otras dimensiones lo que de hecho puso en marcha toda la historia. "Cuando empezamos esto, Zal hablaba mucho sobre la idea de que la violencia es algo cinematográficamente muy único", dice Marling. "Podés leer un pasaje muy violento en una novela, y puede ser muy impactante. Pero hay algo en verlo en una imagen en movimiento en una pantalla que lo hace más visceral y potente. ¿Y cuál es el antídoto cinematográfico para la violencia? ¿Cuál es otro lenguaje expresivo que no funciona en la página sino en la pantalla… una suerte de contrapeso para la violencia?"

Así es como se les ocurrió la idea de los movimientos, finalmente coreografiados por Ryan Heffington, quien trabajó con la bailarina Maddie Ziegler en el video "Chandelier" de Sia. "Podés ver, en ese clip, la yuxtaposición de verdadera técnica de baile, y un entrenamiento en ballet clásico, y danza moderna", declara Marling. "Pero también hay movimientos muy cotidianos, súper bizarros… un gruñido o un movimiento extraño con el ojo. El llegó al lugar que estábamos buscando, en un nivel muy visceral, y fue capaz de transformarlo en movimiento, algo de lo cual es difícil hablar."

El otro punto de partida fue pensar acerca de cómo están creciendo hoy en día los estudiantes secundarios. "Nos interesaban los adolescentes que se están haciendo adultos ahora en el Midwest", dice la actriz. "Pasamos tiempo viajando por Illinois, Ohio y Pennsylvania, y entrevistamos a chicos y profesores. Fuimos a sus entrenamientos de gimnasia, cenamos con sus familias. Estábamos tratando de entender cómo es crecer hoy en día, porque es tan diferente de cómo era cuando nosotros estábamos en la secundaria, con la visión John Hughes de cómo es ser adolescente."

Los impresionó el entendimiento de los adolescentes de la tecnología, y cómo los chicos parecían sentirse al mismo tiempo conectados y alienados respecto del mundo. "No parecen estar encontrando la nutrición que buscan en el sistema escolar, ni en el relato del sueño americano", añade. "Al mismo tiempo, estuvimos estudiando experiencias cercanas a la muerte."

Ni Marling ni Batmanglij quieren señalar las mitologías específicas que inspiraron los movimientos ni la trama sin trama de su programa (aunque la caja de libros del último episodio puede ofrecer algunas ideas). El único texto que señala el director es el libro de Raymond Moody de 1975, Life After Life, que acuñó la frase "experiencia cercana a la muerte". Fue Marling quien llevó el concepto a la historia, luego de conocer a una joven que había tenido una de esas experiencias. "Es graciosa la cantidad de similitudes que hay en los relatos de la gente alrededor del mundo acerca de las experiencias cercanas a la muerte", dice Batmanglij.

Y también está la fascinación de The OA con la noción de embajadores divinos que descienden de los cielos. "Los ángeles no han recibido un trato justo", dice Batmanglij. "Hay montones de historias de vampiros, de fantasmas, de zombies -pero la idea de un mensajero de Dios no parece muy popular, supongo. En mí, es algo que resuena." ¿Y por qué? "Creo que hay algo cool, singularmente femenino y sobrenatural en ellos. No lo sé."

Tanto él como Marling tienen planes más grandes para el programa, si es que lo eligen para una segunda temporada -y por ende, duda acerca de si debe definir algunas cosas, como el espacio astral de kahtun. "Creo que nadie se dio cuenta todavía de cómo es", dice. "No es el purgatorio -o quizás sí. Supuestamente es algo específico." De igual manera, no quiere hablar acerca de la naturaleza escéptica del personaje del actor Riz Ahmed, un "oyente" apuntado por el FBI, quien inexplicamente aparece en la casa de Johnson en el último episodio, para intervenir con el personaje de Alfonso Sosa. "Estoy feliz de que la gente se haga esa pregunta", dice. "Esperaba que así fuera, y así fue. Pero no te puedo decir nada ahora."

En cuanto al descubrimiento de libros al final de la historia, que parecen transformar a Johnson en una narradora poco fiable, Batmanglij ofrece una respuesta incrédula. "Hay dos opciones obvias, y otras ilimitadas, acerca de por qué existen", dice el director. "Una es: si te traumatiza algo, vas a leer acerca de ello. Pero también hay una perspectiva más cínica, que es que ella estuviera usando esos libros para contar una historia."

Esto no explica, por ejemplo, cómo es que Johnson puede leer, si fue ciega durante toda su vida angloparlante, y sólo recuperó la vista mientras estaba en cautiverio. O cómo hizo un científico demente que investigaba experiencias cercanas a la muerte para construir celdas de Plexiglas bajo tierra, y un laboratorio estilo Batman, sin despertar sospechas. Quizás lo que es más importante que la lógica narrativa, según sugieren los creadores, es sentirse involucrado cuando uno ve a Johnson y los otros prisioneros tolerando la experiencia, la cual Batmanglij revela que podría haber sido gravemente peligrosa. "Cuando Hap [el científico] ahoga [a los prisioneros], ahí no hay efectos digitales", dice. "Eso es real. Construimos un aparato, y los actores tuvieron que aguantar la respiración. Fue difícil para todos, incluyendo todo el equipo. Fue difícil para mí ver a Brit ahí. Y fue la que más aguantó."

Además, la sub-trama del cautiverio supuestamente refleja metafóricamente la sensación de aislamiento de los jóvenes y el profesor, como los estudiantes reales que conocieron Marling y Batmanglij. "Es esa sensación de que todo el mundo a veces se siente un poco atrapado o encerrado por la vida que se diseñaron para sí mismos", dice Marling. "Puede que se sientan encerrados en su género, o en las mentes cerradas de sus comunidades." (Batmanglij hace poco le dijo a Esquire que la historia dentro de la historia no es un flashback, sino la interpretación de los nuevos amigos de Johnson de lo que ella les está contando).

Con tantos niveles en la historia, es difícil imaginar a Marling y Batmanglij vendiendo The OA; la actriz dice que se pasó casi un año trabajando en esto. Cuando ya se sintieron seguros respecto del guión del primer episodio, le llevaron el programa a cinco cadenas de televisión en dos días; Netflix terminó siendo la mejor opción. "Correr riesgos está en su ADN, porque en Silicon Valley así es como tenés éxito", sostiene Marling. "Tenés que tener una mente orientada al futuro, y ellos tienen esa idea. Los Angeles tiende a ser más reacio a los riesgos."

Interesantemente, Batmanglij dice que más o menos un mes después de que Netflix le diera luz verde a The OA, el sistema de streaming también aprobó un programa de amigos de él con los que había trabajado en la serie Wayward Pines, la serie de ciencia ficción futurista de M. Night Shyamalan -Matt y Ross Duffer. "Empezamos a salir a comer juntos cada un par de semanas para desahogar las penas de estar haciendo una película de ocho horas", dice. "Pero nunca hablamos de las tramas de nuestros programas, asumiendo que serían muy diferentes."

Resulta que ambas tramas trataban sobre una joven con poderes sobrenaturales que se escapan de un encierro científico y a las que les sangra la nariz cuando usan sus poderes. El programa de los hermanos Duffer, llamado Stranger Things, se transformó en uno de los mayores éxitos del verano pasado. "Me quedé impresionado", dice Batmanglij. "Pasmado. Y creo que las similitudes son fantásticas porque no sé de dónde salieron, ni cómo. Quizás sea parte de un misterio mayor. Leí cosas graciosas, en las que la gente decía que nos habíamos copiado de las narices que sangran, pero nuestro programa se rodó más o menos al mismo tiempo que Stranger Things -quizás un poquito más tarde. Ellos no sabían nada de nuestro programa, ni nosotros sobre el de ellos, en términos de contenido. Es escalofriante."

Foto: Netflix

Como un guiño a sus amigos, Batmanglij incluyó una reverencia a sus amigos en The OA. Cuando el personaje del actor Brendan Meyer, Jesse, regresa a casa en el episodio cuatro, en la televisión están pasando Stranger Things. "Todavía no había salido", dice Batmanglij. "Pensé que tenía que estar. Eran dos programas con viajes en diferentes dimensiones en el tiempo. No creo que sea una casualidad que los dos programas estén fascinados por el mismo tema."

Para Marling, la curiosidad acerca de lo sobrenatural es algo que existe más allá del programa. Cuando le pregunto lo que piensa cuando se toma un tiempo para pensar en la vida después de la muerte, más allá del "profundo desconocimiento" que mencionó antes, dice que reflexiona sobre experiencias extrasensoriales -en lo cual no es diferente acerca del personaje que creó para The OA.

"La mejor metáfora que se me ocurre va a sonar muy bizarra", dice riéndose. "Una vez estaba escribiendo en mi laptop, y había hormigas caminando por el teclado. Yo intentaba correrlas a un costado, y seguía googleando con ellas arriba. Y pensaba en estas criaturas caminando por mi computadora -pero no puedo explicarles lo que es una computadora, ni mucho menos qué son Internet o Google."

"Yo me siento un poco como la hormiga", continúa. "Yo también estoy encerrada en los cinco sentidos que tengo para pensar en algo que es más grande. Me gustaría poder desarrollar más sentidos. Me gustaría desarrollar un noveno o décimo sentido para percibir al menos un pedazo de todo lo que está realmente ocurriendo. Pero creo que es increíble estar viva y asistir al misterio de todo esto. Es realmente divertido contar historias desde ese lugar."

Kory Grow

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