Cuando se formaron los Rolling Stones en Londres a principios de 1962, Mick Jagger estaba tocando con Alexis Korner y cantando blues sucios de Chicago como "Ride 'Em on Down", un single de 1955 de Eddie Taylor. En el primer disco enteramente de blues de los Stones, Jagger se lanza de nuevo a aquel tema, junto a las guitarras cortantes de Keith Richards y Ron Wood, y los disparos de redoblante de Charlie Watts. Es la banda de blues más grande del mundo haciendo lo que más naturalmente le sale, en una docena de covers mayormente asociados con la tradición de Chicago.
Los Stones escucharon por primera vez estas canciones como un lenguaje extranjero, que hablaba de las dificultades de hombres más viejos. Esa actitud ahora les calza perfecto a los Stones. Las guitarras son una maraña de motores y ladridos; Jagger repite sus aullidos exuberantes en repiques abrasivos de armónica. Los Stones ya eran grandes cuando Howlin' Wolf grabó "Commit a Crime", su rareza de 1966, pero no podrían haber encarado "Little Rain", el lamento de Jimmy Reed de 1957, tan bien como en este disco, en el que la versionan como una tormenta lenta, en una reflexión sobre el entendimiento y la sabiduría que sólo llegan con kilómetros y años.
David Fricke