Busca ser reelegido, pero pierde con Pablo Kosiner, Javier David y Alfredo Olmedo en cuanto a proyectos presentados, votaciones y uso de la palabra. Los cuatro ingresaron en el 2015 y terminan mandato en diciembre próximo.
Tienen un trabajo con título pomposo, perciben un sueldo abundante, gozan de beneficios que millones envidian y son dueños de un horario elástico. A pesar de ello, no todos los legisladores nacionales tienen un rendimiento acorde a los blasones que ostentan y el diputado radical del ahora llamado “Juntos por el Cambio” carga con la peor performance de los cuatro salteños que ingresaron en el 2015 y terminan su mandato en diciembre próximo.
Para confirmarlo no es preciso lanzarse a ninguna aventura investigativa. Alcanza con ingresar al sitio web de la Cámara de Diputados de la Nación (diputados.gov.ar), buscar el nombre de los mencionados, seleccionar algunas de las ventanitas que allí aparecen, hacer un click y armarse de oriental paciencia para relevar los tipos de proyectos presentados – de ley, de resolución y de declaración – como así también las votaciones protagonizadas en los 493 proyectos que la cámara baja nacional debatió en los últimos cuatro años
El curioso confirma que la productividad de los cuatro legisladores entre el 3 de febrero del 2016 y el 19 de julio de este año, suma un total de 1.090 proyectos, de los cuales solo el 7,15% incluye la firma del cafayateño: 78 iniciativas. La escasa productividad alcanza al más importante de los tipos de proyectos existentes: los de ley, aquellos que no siempre llegan a ser debatidos en el recinto, pero sí revelan mejor el trabajo de cada legislador, su perfil ideológico, la rigurosidad técnica, la relación con sus pares y el sistema legal al que aspiran para el país. Y es que de los 78 proyectos rubricados por Nanni, solo 50 son de ley contra – por ejemplo – la desmesurada cifra de 561 (de los cuales 545 son de ley) que presentó el amarillo Alfredo Olmedo, quien a la extravagancia discursiva le sumó otra de tipo legislativa que, evidentemente, subordinó al eslogan de campaña – “Probemos trabajando” – la factibilidad legal de sus propuestas.
No obstante, los números de Nanni también quedaron muy por detrás de lo realizado por Pablo Kosiner y Javier David: el primero participó de un total de 275 iniciativas, de las cuales 167 eran de ley; mientras el segundo sumó 176 proyectos, de los cuales 106 era de ley. Traducido: los 50 proyectos de ley que involucraron a Nanni apenas suponen el 5,7% de los 868 que los cuatro legisladores salteños redactaron en igual periodo.
En ese marco, no sorprende que en los proyectos de otro tipo el cafayateño también quede relegado con respecto a Kosiner y David. Si nos enfocamos en los de Resolución -que para ser aprobados requieren de la sola voluntad de la Cámara-, vemos que Nanni rubricó 14 contra los 72 de Pablo Kosiner y los 60 de Javier David. Sólo en los proyectos de Declaración – aquellos que encierran un deseo que el legislador explicita por medio de un escrito – el legislador de la UCR puede presumir de no quedar en último lugar: se anotó en 14 contra los 36 de Kosiner y los 10 de David. En ambos tipos de iniciativas legislativas, Nanni supera a levemente a Olmedo (11 de Resolución y 5 de Declaración) quien, como hemos visto, concentró sus dotes de “escribidor” en los proyectos de Ley.
Pocas palabras y un aplauso
Todo proyecto de ley requiere de su autor la habilidad para sortear los filtros parlamentarios y políticos que le permitan llegar a ser debatido en el recinto. Sólo entonces su autor podrá defenderlo por medio del arte más elevado y auténticamente político: la oratoria. Que Miguel Nanni sea el legislador nacional salteño que menos habló en estos cuatro años tiene sentido: a escasa productividad legislativa le corresponde escasa necesidad de articular y emitir palabras que busquen llegar a la razón y a las emociones de sus pares.
Para confirmarlo, prescindamos por un momento del sitio web de Diputados de la Nación y pidamos auxilio a los informes anuales del sitio parlamentario.com que cada año evalúa el desempeño de cada legislador nacional en sus distintas variantes, incluido el total de palabras emitidas. El riguroso conteo fue lapidario para el radical: solo 1870 palabras emitidas entre los años legislativos 2016 (1.879 palabras), 2017 (728 palabras) y 2018 (1.033 palabras) contra las 57.287 de Kosiner, las 39.377 de David y las 18.575 de Olmedo.
El claro protagonismo de Kosiner se explica por su condición de presidente del interbloque Argentina Federal, condición que le garantizó una exposición que nunca desaprovechó, tal como lo reconocen aun quienes lo acusan de haber comandado en la Cámara la subordinación a un oficialismo nacional pocas veces cuestionado en el hueso, aunque con sus 57.287 palabras emitidas entre el 2016 y el 2018 (no se relevaron todavía las del 2019) completarían 118 hojas oficio si usáramos un tipo y tamaño de letra como las empleadas en esta nota; mientras las emitidas por el cafayateño precisarían de solo 8 carillas. Muy lejos también de las 40 páginas que requeriría Alfredo Olmedo y las 82 de Javier David.
Otro detalle pincela esa inocua participación para el año 2018. El mismo también fue consignado por el Índice de Calidad Legislativa que publica el sitio parlamentario.com que, a partir de la transcripción de las sesiones, publica la cantidad de aplausos del que es merecedor cada legislador por parte de sus pares. El análisis publicado por ese medio, indica que entre los salteños que finalizan su mandato, el mejor posicionado volvió a ser Kosiner con 23 ovaciones, David cosechó 8, Olmedo 3 y Nanni solo 1.
Existe una dimensión de la gestión parlamentaria en la que el diputado radical no ocupa el último de los lugares: las ausencias en las votaciones. La página oficial de Diputados informa que, durante el periodo evaluado, hubo un total de 493 y que el hombre que quiere ser reelegido como diputado nacional se ausentó en 65 oportunidades. Solo es superado por un Alfredo Olmedo que parece practicar una especie de omnipotencia matinal que destina a redactar proyectos, para luego caer en la somnolencia del anochecer que lo deslizó a ausentarse en 223 votaciones.
No es el caso, otra vez, de Pablo Kosiner y Javier David. Este último estuvo ausente en 51 votaciones en sus cuatro años de legislador y el primero volvió a destacarse aun computando sus dos periodos legislativos: solo 20 ausencias a votaciones entre diciembre del 2011 y julio del 2019, cuando el cuerpo puso a consideración de sus miembros un total de 900 proyectos.
De los cuatro legisladores salteños que ingresaron al parlamento nacional en el 2015, solo dos buscan ser reelegidos: Pablo Kosiner, que puede presumir de su accionar, y Miguel Nanni, quien parece cómodo estando simplemente ahí, mirando cómo las cosas pasan. Tiene sentido. Después de todo, tal como lo dijimos al principio de este escrito, tiene un trabajo con título pomposo, percibe un sueldo abundante, goza de beneficios que millones envidian y es dueño de un horario elástico.
FUENTE: http://www.cuarto.com.ar