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TOM, un polizón que se consagró héroe 

La historia de la guerra de Malvinas no sólo incluye el heroico desempeño de personas, sino también de canes en servicio, muchos heridos y muertos en batalla, y en esta historia también se incluye el desempeño de un perro civil nombrado TOM (“Teatro Operaciones Malvinas”), quien ayudó, acompañó y alertó a sus compañeros y compatriotas hasta el último segundo de su vida.

TOM era un perrito de la localidad de Junín de la provincia de Buenos Aires que se topó con el Cabo Omar Alberto Liborio, quien se lo lleva a Capital Federal y posteriormente a Malvinas. En ese momento, el Cabo se encontraba guardando los capotes (abrigos, sobretodos), y de pronto, un perro callejero se mete entre medio de sus pies, lo que le impide avanzar, haciéndolo tropezar varias veces. Por esta razón, el Cabo al observar la insistencia del animal en quedarse con él, toma la decisión de llevárselo como polizón y como integrante del Grupo de Artillería 101 del Ejército Argentino.

La travesía de este can hizo que llegara en un Hércules, avión de combate, a las Malvinas, específicamente a una brigada antiaérea. Lo característico de Tom era su habilidad en detectar al enemigo y alertar por medio de ladridos a los argentinos, antes que ellos pudieran verlos, en especial ponía detectar la cercanía de los Sea Harrier, aviones ingleses que bombardeaban todo a su paso. De este modo, y debido al desarrollo que poseen los perros en cuanto al oído y al olfato, este animal pudo salvar la vida de nuestros soldados en reiteradas ocasiones. 

Un día antes de la rendición, un 11 de junio de 1982, al mediodía, un avión británico, Sea Harrier, voló muy por debajo de la posición habitual, y bombardeando un cañón argentino, haciéndolo estallar. Sin embargo, gracias a la presencia y alerta de Tom, los soldados nacionales pudieron refugiarse. «Nosotros corrimos a cubrirnos y Tom, como siempre, parado sobre una roca ladraba dando la señal de alerta», relató el Cabo Liborio. 

Sin embargo, «el avión efectuó otra pasada, esta vez ametrallando con furia nuestra tropa que repelía el ataque con fusiles, en ésta oportunidad varios fueron heridos, Tom, que corría avisándoles a los más distantes fue alcanzado por las esquirlas. El humo y el olor a pólvora cubrieron el lugar. Como pudimos, heridos, buscamos a Tom y lo encontramos tendido sobre una piedra inmóvil», tenía sus grandes ojos negros mirándonos y despidiéndose lentamente de sus camaradas…. fue un héroe que salvó a muchos soldados argentinos, dijo el Cabo. A partir de ese momento cuando regresó a su hogar decidió llamar Tom a todos los perros que fuera a tener a partir de entonces.

Y años después, si bien Tom se encuentra enterrado en las islas, el 1 de junio de 2014, se levantó un monumento en su honor en la ciudad de Ascensión, provincia de Buenos Aires. La escultura representa a un perro sentado entre las piedras, mirando al frente, como lo hacía el animal en vida, siempre alerta. También a la par se encuentra un casco que simboliza los caídos en la guerra y una cruz que representa la muerte de un animal.  Una réplica de su escultura existe y se exhibe en el Museo de Malvinas.

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