El jueves 27 de febrero pasado, en plaza San Martín, la municipalidad de la ciudad de Tartagal conjuntamente con la secretaría de cultura, realizó una gala de reconocimiento a los ciudadanos que participaron a lo largo y a lo ancho de la historia de los corsos en Tartagal. Ruben Frías, casado, con cuatro hijos,un nieto y otro en camino, empleado municipal y carpintero, oriundo del popular barrio Alberdi, fue una de las personas destacadas quien escribió una página importante en las fiestas carnestolendas desde su inicio en tiempos remotos. Comenzó ayudando a su hermano mayor, el conocido Lorenzo «pila» Soruco en la construcción de gorros, cajas y tumbadoras para las comparsa indigena » Los tobas salvajes», pero no era su atractivo. A los 17 años se lanza con «Villa Piolin y su ring deportivo»,carroza humorística que debutó con un primer premio. De allí se presentó con diferentes alegorías, pionero en la presentación de carrozas con movimientos hidráulicos, mecánicos y electrónicos. Le siguió » Mickey Magic Color» acompañado de sus amigos cachilo Arzumendi, Manolo Aliaga y su hermano Nene Frias. Llegaron otros trabajos como «El Oso», «Alf», «El Elefante»,»El Robot». La presentación que quedó en la retina de la gente es «El Bufalo Blanco», que incluía movimientos mecánicos e hidráulicos, cubierto con 80 pieles de cuero de ovejas,pero lo que más resalto fue su realismo físico. Ese año se consagró también con el primer premio. Más adelante llegaría «El expreso Atahuampa»,»El hipogrifo», «Leyenda bajo el mar»,»La diablada se divierte»,»La arañita de Martita»,»Alta y Baja tensión en el Cumbimeche»,»Me compre un autito»,»El Guerrero del 2020″(año 1994), se conmovió con el animé japones presentando a «Los Caballeros del Zodiaco»(año 1996). Su última presentación fue en el año 1997 con una carroza artística basada en las citas bíblicas llamada «La bestia del Apocalipsis». Una vez retirado del corsodromo, Rubén siguió participando de las actividades carnestolendas pero desde otro lugar, convocado por la organizacion como jurado en los corsos hasta la actualidad.
Hoy en día es empleado municipal, carpintero, padre y abuelo apasionado con su familia, sigue disfrutando de los corsos,…es por eso que hoy se lo reconoce como una pieza importante de la cultura de nuestra ciudad.
Autor: Leo Frías